La Segunda. Así es como los lugareños se referían (nos referíamos) tanto a la exclusa como a todo el entorno de la misma. Recuerdo cuando, en aquellos tiempos ya lejanos de mi infancia, allá por los años cincuenta, las barcas transitaban con sus cargas por el viejo Canal de Castilla, ya en declive; primero arrastradas por mulas que andaban por los caminos de sirga (veredas exclusivas para esos animales paralelos al canal), y más tarde movidas por sus propios motores. Cuando aquellas mujeres del pueblo ... (ver texto completo)