Este palacete renacentista, reconvertido hoy en teatro y centro cultural fue durante más de un siglo (s. XIX y XX) la prisión provincial. La cárcel de Burgos formaba parte durante la época de la República del escalafón más bajo del sistema penitenciario español, lugar donde se llevaban los casos más graves de delincuencia (fugados, agitadores, huelguistas, presos agresivos, anarquistas irreverentes, etc. De otras prisiones) y en su historia se narran varios motines y algunos episodios oscuros de la época de la Guerra Civil (una estatua instalada hace pocos años delante de la fachada y no exenta de polémica en la ciudad recuerda su antigua función carcelera).

El proyecto de convertirlo en el Centro Castellano de Creación Artística Francisco Salinas data de 1983, a propuesta del concejal Antonio García Martín. La reconstrucción costó 50 millones de pesetas, algo que hoy nos suena a poquísimo pero que en su momento fue una gran inversión que cambió la vida de esta parte de la ciudad. Con la reforma las celdas pasaron a convertirse en locales de ensayo y el patio de la cárcel pasó a ser el "Teatro Clunia", con un patio de 611 butacas.

Convertir una antigua cárcel en un centro cultural fue todo un hito y una idea pionera en España. Hoy en día, en su interior se inician los actores y actrices de burgos, ya que cuenta con una escuela de teatro propia que está alcanzando cada vez más prestigio. Además, se realizan otro tipo de actividades culturales municipales.

En cuanto a la programación del teatro, intenta atraer al público juvenil con apuestas más "alternativas" que, por ejemplo, el teatro principal: Conciertos de grupos emergentes, puestas en escena arriesgadas y compañías de teatro locales o internacionales más pequeñas, forman parte de la misma. Además, se potencia una programación regular a través de ciclos específicos como Las Noches del Clunia, el Teatro Joven, las propuestas de la Escuela Municipal de Teatro y los estrenos burgaleses.

(2017)