Un día como hoy, habia fiesta en La Vega, se celebraba Santiago, y era la fiesta de los quintos.
Normalmente había misa, y después de comer, a las cinco de la tarde, en la calle de las escuelas (antes sin asfaltar en las eras del Vegambral), se corrian los gallos, tradicción muy desgradable, que no voy a describir porque es muy cruenta y a mi nunca me gustó. Los corrian los mozos que entraban en quinta, despues de los gallos corrian cintas. (Los gallos fueron prohibidos en los años ochenta, ¡afortunadamente! y los últimos quintos sólo corrian cintas)
Finalizadas las carreras, los quintos llevaban a las mozas en sus caballos y hasta le regalaban alguna cinta, (yo conservo una azúl marino de mi quinta).
A la noche había baile.
Ahora hablo en pasado porque esta fiesta ha desaparecido por completo, ya no hay carrera de cintas, ni misa, ni verbena, por no haber, lo mismo no hay ni quintos...
Ahora en Santiago nos vamos a Navarredonda, que celebran la feria, ¡quien pudiera estar allí esta noche, con los amigachos...! Me come la envidia.
Normalmente había misa, y después de comer, a las cinco de la tarde, en la calle de las escuelas (antes sin asfaltar en las eras del Vegambral), se corrian los gallos, tradicción muy desgradable, que no voy a describir porque es muy cruenta y a mi nunca me gustó. Los corrian los mozos que entraban en quinta, despues de los gallos corrian cintas. (Los gallos fueron prohibidos en los años ochenta, ¡afortunadamente! y los últimos quintos sólo corrian cintas)
Finalizadas las carreras, los quintos llevaban a las mozas en sus caballos y hasta le regalaban alguna cinta, (yo conservo una azúl marino de mi quinta).
A la noche había baile.
Ahora hablo en pasado porque esta fiesta ha desaparecido por completo, ya no hay carrera de cintas, ni misa, ni verbena, por no haber, lo mismo no hay ni quintos...
Ahora en Santiago nos vamos a Navarredonda, que celebran la feria, ¡quien pudiera estar allí esta noche, con los amigachos...! Me come la envidia.
