En aquellos veranos de mi infancia en La Vega, después de la anarquía y el precioso don de la libertad que regía el día a día, contaba además con el regalo inesperado del río.
Muchas, muchas tardes de verano se nos iban en sus riberas, en charcos o pozas, que nosotros jóvenes ingenieros sin planos, pero con mucha vocación construíamos a base de "terrones", y que muchas veces se reventaban y debíamos volver a construir.
Quien más y quien menos recordará aquellas tardes de río, entre confidencias, ... (ver texto completo)
Muchas, muchas tardes de verano se nos iban en sus riberas, en charcos o pozas, que nosotros jóvenes ingenieros sin planos, pero con mucha vocación construíamos a base de "terrones", y que muchas veces se reventaban y debíamos volver a construir.
Quien más y quien menos recordará aquellas tardes de río, entre confidencias, ... (ver texto completo)