Esta si es mi Merche…. alegre y dicharachera. Amante de su tierra y de sus paisanos. Te deseo que en tu nuevo viaje que vas a emprender, te vaya muy bien, dichosa tú que puedes disfrutar ahora de unas pequeñas vacaciones. Besos para ti y también para tu marido.
Me habéis hecho mucho pensar con vuestro relato sobre los olores. Yo siempre le he dado mucha importancia a nuestros sentidos, pero la verdad es que los que siempre encontré como necesarios eran la vista y el oído. Y ahora leyendo vuestros escritos, recapacito y encuentro el olfato como algo a lo que debemos de dar su importancia. Sï es cierto que al oler algo, nos viene a la memoria recuerdos muy lejanos, aunque últimamente yo noto que las cosas no me huelen tan intensamente como hace años, no sé si será porque ya nada huele igual o porque me estoy haciendo mayor. Cuando huelo a menta me acuerdo de mi abuela. Olía a caramelo de Sazi y a pastilla Juanola… Que cariñosa mi abuela… tan menudita y vestida de negro, con aquellas faldas largas y su pañuelo en la cabeza. Yo era muy feliz cuando venía a pasar temporadas aquí a Madrid con nosotros y me contaba cosas de su pueblo. En su rostro se veía lo mucho que debió sufrir a lo largo de su vida y aunque me han dicho que era una mujer valiente y con temperamento, tuvo que pasar muchas calamidades al vivir una guerra y una posguerra y tener que sufrir la perdida de un hijo muy joven que murio durante la guerra. Ella siempre decia: que pena de mi hijo, como me le mataron. Cuando venia aquí a Madrid su afán era que la llevaramos al cementerio de La Almudena porque decía que ahí estaba enterrado su hijo. Pobrecita, nunca supo decirnos donde. Ese cementerio es enorme. Vaya hoy mi recuerdo para ella.
Me habéis hecho mucho pensar con vuestro relato sobre los olores. Yo siempre le he dado mucha importancia a nuestros sentidos, pero la verdad es que los que siempre encontré como necesarios eran la vista y el oído. Y ahora leyendo vuestros escritos, recapacito y encuentro el olfato como algo a lo que debemos de dar su importancia. Sï es cierto que al oler algo, nos viene a la memoria recuerdos muy lejanos, aunque últimamente yo noto que las cosas no me huelen tan intensamente como hace años, no sé si será porque ya nada huele igual o porque me estoy haciendo mayor. Cuando huelo a menta me acuerdo de mi abuela. Olía a caramelo de Sazi y a pastilla Juanola… Que cariñosa mi abuela… tan menudita y vestida de negro, con aquellas faldas largas y su pañuelo en la cabeza. Yo era muy feliz cuando venía a pasar temporadas aquí a Madrid con nosotros y me contaba cosas de su pueblo. En su rostro se veía lo mucho que debió sufrir a lo largo de su vida y aunque me han dicho que era una mujer valiente y con temperamento, tuvo que pasar muchas calamidades al vivir una guerra y una posguerra y tener que sufrir la perdida de un hijo muy joven que murio durante la guerra. Ella siempre decia: que pena de mi hijo, como me le mataron. Cuando venia aquí a Madrid su afán era que la llevaramos al cementerio de La Almudena porque decía que ahí estaba enterrado su hijo. Pobrecita, nunca supo decirnos donde. Ese cementerio es enorme. Vaya hoy mi recuerdo para ella.
