Por el callejón que transcurre desde la
Plaza hasta el
río, colindante con el lateral de la
casa de mis abuelos, he pasado infinidad de veces de niña.
La mejor diversión, atravesar su pequeño cauce, a veces mas crecido, y mojarse, como poco, los zapatos.
Maite y Feli, venian conmigo... y cogíamos renacuajos!
Las mujeres lavaban la ropa en sus tablas y luego la tendían al sol...
Cuantos recuerdos!... Cuanto tiempo ha pasado!