Cuando yo era niño, trepaba por el interior, habían dos
árboles huecos, uno era para los mayores (el más cercano al
Cristo) y el otro para los más pequeños (el más cercano a las
escuelas).No creo que haya ningún niño de
Adanero que no haya subido a estos árboles.Les llamábamos "Galerías Preciados", allí empezamos a fumar liando sus hojas secas con papel de fumar, recuerdo que picaban como rayos pero, . El que no lo hacía no merecía el "honor" de subirse a ellos.A estos árboles les ha pasado lo que
... (ver texto completo)