****** QUERIDO AMIGO ******
Dios Mío...
Ayúdame a decir la palabra de verdad en la cara de los fuertes, y a no mentir para congraciarme del aplauso de los débiles.
Si me das dinero no me tomes mí felicidad, y si me das fuerzas, no quites mi raciocinio.
Si me das éxito, no me quites la humildad, si me das humildad, no me quites mi dignidad.
Ayúdame a conocer la otra cara de la imagen, y no me dejes acusar a mis adversarios, tachándolos de traidores por que no comparten mi criterio.
Enseñame a amar a los de más, como me amo a mi mismo, y a juzgarme como lo hago con los de más.
No me dejes embriagar con el éxito cuando lo locre, ni desesperarme si fracaso.
Más bien, hazme siempre recordar que el fracaso es la prueba que antecede al éxito.
Enseñame... que la tolerancia es el más alto grado de la fuerza, y que el deseo de venganza, es la primera manifestación de la debilidad.
Si me despojas del dinero déjame la esperanza, si me despojas del éxito, dejame la fuerza de voluntad para poder vencer el fracaso.
Si me despojas de la saluz, dejame la gracia de lafé.
Si hago daño a la gente, dame la fuerza de la disculpa, y si la gente me hace daño, dame la fuerza del perdón y la clemencia.
Dio mio.... si te olvido ¡no me olvides!.
Dios Mío...
Ayúdame a decir la palabra de verdad en la cara de los fuertes, y a no mentir para congraciarme del aplauso de los débiles.
Si me das dinero no me tomes mí felicidad, y si me das fuerzas, no quites mi raciocinio.
Si me das éxito, no me quites la humildad, si me das humildad, no me quites mi dignidad.
Ayúdame a conocer la otra cara de la imagen, y no me dejes acusar a mis adversarios, tachándolos de traidores por que no comparten mi criterio.
Enseñame a amar a los de más, como me amo a mi mismo, y a juzgarme como lo hago con los de más.
No me dejes embriagar con el éxito cuando lo locre, ni desesperarme si fracaso.
Más bien, hazme siempre recordar que el fracaso es la prueba que antecede al éxito.
Enseñame... que la tolerancia es el más alto grado de la fuerza, y que el deseo de venganza, es la primera manifestación de la debilidad.
Si me despojas del dinero déjame la esperanza, si me despojas del éxito, dejame la fuerza de voluntad para poder vencer el fracaso.
Si me despojas de la saluz, dejame la gracia de lafé.
Si hago daño a la gente, dame la fuerza de la disculpa, y si la gente me hace daño, dame la fuerza del perdón y la clemencia.
Dio mio.... si te olvido ¡no me olvides!.