NARROS DEL CASTILLO: Déjame, Señor, así;...

Déjame, Señor, así;
déjame que en ti me muera
mientras la brisa en la era
dora el tamo que yo fuí.

Déjame que dé de mí
el grano limpio, y que fuera,
en un monton, toda entera,
caiga el alma para tí.

Déjame cristal, infancia,
tarde seca, sol violento,
crujir de trigo en sazón;
coge, Señor, mi abundancia,
mientras se queda en el viento
el olor del corazón


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