ROMANCE DE LA MANO MUERTA
La niña tiene un amante
que escudero se decía
El escudero le anuncia
que a la guerra se partía.
-Te vas y acaso no tornes-
-Tornare por vida mia-
mientras el amante jura...
te lo robo Castilleja, con tu permiso. gracias ¡
TIEMPO DE LLORAR
conozco este tiempo... me lo he encontrado mas de una vez
y en cada pasar me sorprende en medio de tiempos felices....
es como si no hubiese tregua suficientemente larga
para vivir en paz
es el tiempo del desencanto, del dolor silencioso
de caminar por calles vacias, en medio de la oscuridad
es el tiempo de llorar sin lagrimas...
PEREGRINA
Fue gota de rocío transparente
Que daba vida al cáliz de una flor:
Fue la esperanza célica, inocente
Que á la desgracia concedió el Señor:
Rayo de sol magnífico, esplendente,
Que doró el horizonte de un amor.
Rujió la tempestad y del rocío
La purísima gota evaporó.
Rajo las iras del destino impío ...
ORACIÓN”
Este poema aparece ya recogido en su primera novela, Quién de nosotros (1953) 37, bajo el título “La oración del auxiliar segundo”, y atribuido a uno de sus personajes, Fortunati38. El yo de la composición no coincide con el del autor, fruto de esa técnica narrativa empleada en los Poemas de la oficina.
Dios, interlocutor habitual de numerosas oraciones -y, como es lógico, también de nuestra composición- no tiene cabida en el desolador universo de la oficina. Allí, el burócrata prefiere...
La niña tiene un amante
que escudero se decía
El escudero le anuncia
que a la guerra se partía.
-Te vas y acaso no tornes-
-Tornare por vida mia-
mientras el amante jura...
te lo robo Castilleja, con tu permiso. gracias ¡
TIEMPO DE LLORAR
conozco este tiempo... me lo he encontrado mas de una vez
y en cada pasar me sorprende en medio de tiempos felices....
es como si no hubiese tregua suficientemente larga
para vivir en paz
es el tiempo del desencanto, del dolor silencioso
de caminar por calles vacias, en medio de la oscuridad
es el tiempo de llorar sin lagrimas...
PEREGRINA
Fue gota de rocío transparente
Que daba vida al cáliz de una flor:
Fue la esperanza célica, inocente
Que á la desgracia concedió el Señor:
Rayo de sol magnífico, esplendente,
Que doró el horizonte de un amor.
Rujió la tempestad y del rocío
La purísima gota evaporó.
Rajo las iras del destino impío ...
ORACIÓN”
Este poema aparece ya recogido en su primera novela, Quién de nosotros (1953) 37, bajo el título “La oración del auxiliar segundo”, y atribuido a uno de sus personajes, Fortunati38. El yo de la composición no coincide con el del autor, fruto de esa técnica narrativa empleada en los Poemas de la oficina.
Dios, interlocutor habitual de numerosas oraciones -y, como es lógico, también de nuestra composición- no tiene cabida en el desolador universo de la oficina. Allí, el burócrata prefiere...