Cántaros para el agua redecorados, NARROS DEL CASTILLO

Y no son de IKEA
Llenando el cántaro

Cuentan que una vez un hombre envió a su joven hijo a llenar un cántaro al río, y le dijo que volviera lo antes posible. El joven obedeció y fue hacia el río mientras su padre le observaba de lejos.

Entonces éste vio a su hijo poniendo el cántaro debajo de una cascada, y la fuerza del agua fue tal y la cantidad tan grande que el líquido no logró entrar al recipiente pues su cuello era demasiado delgado. Cuando el hijo llegó con el cántaro, le mostró como el cuello del mismo...