EL MAESTRO
Cuando cayeron las tinieblas sobre la tierra, José de Arimatea, habiendo encendido una antorcha de
madera de
pino, bajó al
valle desde el altozano, pues tenía quehaceres en su
casa.
Y vio a un
joven desnudo que lloraba, arrodillado sobre las duras
piedras del Valle de la Desolación.
Tenía los cabellos de
color de miel, y su cuerpo era como una
flor blanca, pero había herido su cuerpo con
espinas y sobre sus cabellos había puesto ceniza, a guisa de corona.
Y el que era dueño
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