El vaquero y la rastrojera, MERCADILLO

(Esta foto no pertenece a Mercadillo, pero sirve para ilustrar el comentario)

Los últimos vaqueros que recuerdo fueron Colás el Sordo, Juan Lobo y Pauli Castro. Después de ellos cada ganadero cuidaba su propio ganado, en ocasiones encomendaban dicha tarea a sus hijos pequeños, si los tenía.

Todo empezaba a las tres de la tarde cuando el vaquero hacía sonar el cuerno, señal que indicaba que cada ganadero debía sacar sus vacas al lugar acordado, normalmente en los abrevaderos. Era impresionante observar como tanto ganado iba esperando turno para poder beber en los pilones; era impresionante ver la polvareda y las peleas entre las reses por hacerse con la hegemonía en la gran manada; era impresionante apreciar la variedad de capas que tenían las vacas (hoy todas son blancas y colorás); era impresionante ver los cuernos tan largos del ganado de entonces... Todo esto lo observábamos de niños encaramados en la pared de los lavaderos, viendo también cómo nuestras madres lavaban la ropa en las pozas, que acababa el agua de color blanco por el jabón.
Se juntaban entre uno y dos centenares de cabeza, que partían a la rastrojera (también lamado espigadero) para aprovechar los restos de la cosecha. Por la noche se quedaban los vaqueros cuidando el ganado y los movilizaban antes del amanecer para que tuvieran tiempo de pacer. Regresaban entorno a las 11 de la mañana y volvían a tocar el cuerno para que cada ganadero recogiera sus reses y las cerrara en alguna herrén hasta que de nuevo el vaquero tocara el cuerno por la tarde.
Esta actividad se llevaba a cabo desde mediados de julio hasta mediados de septiembre aproximadamente. Esta actividad proporcionaba alimento al ganado durante el estío, aprovechando los rastrojos de las cosechas y dejaban a la gente tiempo para poder dedicarse a las tareas de recogida de las cosechas; que duraban desde finales de junio hasta San Miguel coincidiendo con la fiesta del pueblo.
(Esta foto no pertenece a Mercadillo, pero sirve para ilustrar el comentario)

Los últimos vaqueros que recuerdo fueron Colás el Sordo, Juan Lobo y Pauli Castro. Después de ellos cada ganadero cuidaba su propio ganado, en ocasiones encomendaban dicha tarea a sus hijos pequeños, si los tenía.

Todo empezaba a las tres de la tarde cuando el vaquero hacía sonar el cuerno, señal que indicaba que cada ganadero debía sacar sus vacas al lugar acordado, normalmente en los abrevaderos. Era impresionante...