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FONTIVEROS: EL NORTE DE CASTILLA, Domingo, 29 de agosto de 2004...

EL NORTE DE CASTILLA, Domingo, 29 de agosto de 2004


"El pueblo abulense de Pajares de Adaja rinde homenaje a diez asesinados en la Guerra Civil"


SONIA ANDRINO/áVILA


Han pasado 68 años pero los familiares de las diez víctimas de la Guerra Civil que vivían en la localidad abulense de Pajares de Adaja les recordaban como si hubieran muerto recientemente. No pudieron contener la emoción ni la rabia de lo que consideran una muerte injusta y ayer, por fin, enterraban en su pueblo los restos de sus seres más queridos.

En un acto homenaje en el que hubo música de violines -que interpretaron en varias ocasiones el himno de la República-, poesía y sobre todo recuerdos, los vecinos de esta localidad repasaron la vida de nueve hombres y una mujer, de los cuales ocho fueron obligados a abandonar sus casas el veinte de agosto de 1936, y horas más tarde, fusilados en la carretera de Arévalo.

Los asesinos abandonaron sus restos en un pozo y una noria, donde años después encontraron algunos objetos pertenecientes a los fallecidos, como un dedal de la mujer fusilada que entregaron ayer a una de sus nietas. Los otros dos corrieron la misma suerte en otros lugares cercanos.

Desde entonces sus familiares, en colaboración con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid, han recorrido varios pueblos de los alrededores recopilando información, preguntando a la gente que pudiera facilitarles algún dato, hasta que llegaron a dos pueblos de Segovia en los que estaban enterrados los restos de estas diez personas. A partir de ahí su tarea se centró en reunir en un cofre lo que quedaba de sus familiares y traerlo hasta Pajares de Adaja donde ayer les rindieron un homenaje.

Los nombres son testigos de una historia. ángel Maroto Sáez tenía cincuenta años. Antonio García Martín, 35. Celestino Puebla Molinero contaba con 43. Cinco menos tenía Emilio Caro García. Flora Labajos Labajos sumaba 51; Gerardo Ruiz Martín tenía 33; Pedro ángel Sanz Martín cumplió los 36. Román González Enríquez alcanzó los 51. Valerico Canales Jorge era el más joven, 29 años y Víctor Blázquez del Oso, tenía 38.

Todos ellos fueron recordados en la voz de sus familiares, que ayer proyectaron su imagen y relataron como era su vida hasta aquel 20 de agosto. Algunos eran concejales e incluso ángel Maroto era entonces, cuando fue secuestrado, el alcalde del pueblo. Le llevaron a la cárcel de Arévalo, luego a la de ávila y después de nuevo a Arévalo. Allí le mataron el 14 de septiembre. Y cuatro o cinco días después murió del mismo modo Gerardo Ruiz, en la carretera de Barromán. El acto de recuerdo buscaba «localizar y depositar sus restos en el cementerio, culminar la recuperación de su memoria, y llamar la atención sobre este tipo de actos», explican los organizadores. La idea es, según el actual alcalde de la localidad, Jesús Caro, «arrancar el rencor del corazón y la mente de los ciudadanos para hacer posible la convivencia, y no olvidar la historia», porque, como se dijo en el acto, «es la única forma de no cometer los mismos errores».