En los atardeceres de
verano, o ya entrada la
noche, nos dedicabamos a
cazar murcielagos, tirabamos una gorra o trapo negro al aire, y de vez en cuando cogiamos uno,
lugo lo soltabamos, si bien antes intentabamos emborracharlo con un cigarrillo. Mira que son feos esos bichos.
Amigos, un saludo.