Como lo "eliminaron" de la página lo pongo porque me parecio que merecía la pena y lo guardé, saludos al autor.
Una noticia ocurrida en el pueblo ha sorprendido estos días a la mayoría de sus vecinos. Me estoy refiriendo al despido fulminante de un empleado de “este nuestro Ayuntamiento” (como diría el Sr. Cuesta). Ha sorprendido, entre otras cosas, por la inmediatez y las formas, o peor dicho, por las malas formas, y porque las causas de despido en la Administración están bastante claras en los distintos Reglamentos Disciplinarios, ya sean de la Administración General del Estado, de la Autonómica o de la Municipal; y no sólo los motivos sino que también, el procedimiento sancionador está bastante claro, pues de todos es sabido (y sino el sentido común nos guiará) que para sancionar a un empleado público es preceptiva la apertura de un expediente disciplinario, cuya primerísima actuación es la notificación al interesado a quien inmediatamente hay que dar el trámite de audiencia, esto es, oírle en declaración, (de lo contrario se estaría vulnerando el elemental derecho de defensa en el proceso, y por tanto podría ser declarado nulo todo lo actuado), a continuación se seguirían los distintos trámites, los cargos, el informe propuesta y la notificación de la sanción, todo ello acompañado de las alegaciones del expedientado, concluiría con el cumplimiento de la sanción. Una sanción que difícilmente es la de despido, último escalón de las faltas muy graves. Al parecer este despido no ha seguido los trámites establecidos y es extraño que la secretaria o auxiliar administrativa del Ayuntamiento no hayan informado al Alcalde de esta circunstancia, pues saben que están cometiendo una irregularidad o, más bien, una ilegalidad, que podría derivar en un, esta vez sí, expediente disciplinario (yo en su lugar estaría un poco preocupada). Además, estas personas están en la obligación de informar al Alcalde, al parecer, metido a leguleyo, que ante las acciones que pueda emprender el agraviado en las instancias correspondientes, vendrán a darle la razón y a ganar cualquier pleito que emprendiese, con el consiguiente gasto del dinero procedente de las exhaustas cuentas municipales y, por tanto, de los vecinos de este pueblo.
Es lamentable que ante una actuación negligente por parte del Sr. Alcalde, posiblemente no sea la primera, y desgraciadamente no será la última, sean los vecinos del pueblo y concretamente sus bolsillos los que tengan que pagan, nunca mejor dicho, las consecuencias de su pésima conducta. Posiblemente su actuación sería distinta si fuera él el que tuviera que correr con los gastos de sus despropósitos.
También seria distinta si sus concejales y concejalas, responsables directos, tuvieran que afrontar las consecuencias personalmente y no amparado/as, escondido/as y refugiado/as en un: “ha sido cosa del Alcalde”. La gestión del Ayuntamiento no es sólo cosa del Alcalde y no es sólo, tampoco, ir detrás del Cristo en las procesiones o sentarse en la primera fila de los bancos de la Iglesia en las fiestas del pueblo. Una política de izquierdas, señor Alcalde y señora Teniente de Alcalde, (ustedes son del “Partido Socialista OBRERO español), pongo por caso, no es sólo cambiar las placas de nombres de las calles del pueblo, no tomarlo todo a chirigota y en los momentos lúcidos envolverse en una bandera republicana (¿sabía la Sra. Concejala que la mayoría del tiempo que estuvo instaurada la II República había un gobierno de derechas en España?), sino que es apoyar las ideas culturales que tengan los vecinos, es defender al trabajador ante las decisiones arbitrarias de los “patronos”, es tomar decisiones responsables sobre el bienestar de los vecinos del pueblo, Hablen Vdd., con sus correligionarios de izquierdas a ver que opinan de la actuación en general del Alcalde. Pregúntele al Sr. Alcalde, por ejemplo, cómo está el “tema” de los pastos (ingresos para el Ayuntamiento), pregúntele en qué condiciones infrahumanas tiene a los empleados extranjeros su familia; inflúyale positivamente para que haga una política dirigida a los vecinos del pueblo. Respecto a los restantes concejales y concejalas que apoyan estas decisiones arbitrarias, parciales e improcedentes, más les valiera, alguna de ellas, que fueran consecuentes con su forma de pensar, si es que en algún momento la han tenido, y dimitieran directamente de su carguillo y piensen que con su dejadez han propiciado que una persona que cumplía con su trabajo se vea temporalmente, digo temporalmente, en la calle. Pero al menos, convoquen alguna reunión, algún pleno, ¡hagan algo! para tratar este tema e informen a los vecinos de lo que han hecho. Informen alguna vez a los vecinos de algo, cuéntenles qué proyectos tienen, qué quieren hacer, cuenten alguna cosas, ¡den señales de vida!.
Los vecinos de Villanueva tenemos una oportunidad muy buena para cambiar toda esta política parcial, excluyente y prepotente que se viene realizando por parte del Alcalde y sus concejales: Las próximas elecciones. ¡Aprovechadla! Y sino no protestéis y lamentéis.
Una noticia ocurrida en el pueblo ha sorprendido estos días a la mayoría de sus vecinos. Me estoy refiriendo al despido fulminante de un empleado de “este nuestro Ayuntamiento” (como diría el Sr. Cuesta). Ha sorprendido, entre otras cosas, por la inmediatez y las formas, o peor dicho, por las malas formas, y porque las causas de despido en la Administración están bastante claras en los distintos Reglamentos Disciplinarios, ya sean de la Administración General del Estado, de la Autonómica o de la Municipal; y no sólo los motivos sino que también, el procedimiento sancionador está bastante claro, pues de todos es sabido (y sino el sentido común nos guiará) que para sancionar a un empleado público es preceptiva la apertura de un expediente disciplinario, cuya primerísima actuación es la notificación al interesado a quien inmediatamente hay que dar el trámite de audiencia, esto es, oírle en declaración, (de lo contrario se estaría vulnerando el elemental derecho de defensa en el proceso, y por tanto podría ser declarado nulo todo lo actuado), a continuación se seguirían los distintos trámites, los cargos, el informe propuesta y la notificación de la sanción, todo ello acompañado de las alegaciones del expedientado, concluiría con el cumplimiento de la sanción. Una sanción que difícilmente es la de despido, último escalón de las faltas muy graves. Al parecer este despido no ha seguido los trámites establecidos y es extraño que la secretaria o auxiliar administrativa del Ayuntamiento no hayan informado al Alcalde de esta circunstancia, pues saben que están cometiendo una irregularidad o, más bien, una ilegalidad, que podría derivar en un, esta vez sí, expediente disciplinario (yo en su lugar estaría un poco preocupada). Además, estas personas están en la obligación de informar al Alcalde, al parecer, metido a leguleyo, que ante las acciones que pueda emprender el agraviado en las instancias correspondientes, vendrán a darle la razón y a ganar cualquier pleito que emprendiese, con el consiguiente gasto del dinero procedente de las exhaustas cuentas municipales y, por tanto, de los vecinos de este pueblo.
Es lamentable que ante una actuación negligente por parte del Sr. Alcalde, posiblemente no sea la primera, y desgraciadamente no será la última, sean los vecinos del pueblo y concretamente sus bolsillos los que tengan que pagan, nunca mejor dicho, las consecuencias de su pésima conducta. Posiblemente su actuación sería distinta si fuera él el que tuviera que correr con los gastos de sus despropósitos.
También seria distinta si sus concejales y concejalas, responsables directos, tuvieran que afrontar las consecuencias personalmente y no amparado/as, escondido/as y refugiado/as en un: “ha sido cosa del Alcalde”. La gestión del Ayuntamiento no es sólo cosa del Alcalde y no es sólo, tampoco, ir detrás del Cristo en las procesiones o sentarse en la primera fila de los bancos de la Iglesia en las fiestas del pueblo. Una política de izquierdas, señor Alcalde y señora Teniente de Alcalde, (ustedes son del “Partido Socialista OBRERO español), pongo por caso, no es sólo cambiar las placas de nombres de las calles del pueblo, no tomarlo todo a chirigota y en los momentos lúcidos envolverse en una bandera republicana (¿sabía la Sra. Concejala que la mayoría del tiempo que estuvo instaurada la II República había un gobierno de derechas en España?), sino que es apoyar las ideas culturales que tengan los vecinos, es defender al trabajador ante las decisiones arbitrarias de los “patronos”, es tomar decisiones responsables sobre el bienestar de los vecinos del pueblo, Hablen Vdd., con sus correligionarios de izquierdas a ver que opinan de la actuación en general del Alcalde. Pregúntele al Sr. Alcalde, por ejemplo, cómo está el “tema” de los pastos (ingresos para el Ayuntamiento), pregúntele en qué condiciones infrahumanas tiene a los empleados extranjeros su familia; inflúyale positivamente para que haga una política dirigida a los vecinos del pueblo. Respecto a los restantes concejales y concejalas que apoyan estas decisiones arbitrarias, parciales e improcedentes, más les valiera, alguna de ellas, que fueran consecuentes con su forma de pensar, si es que en algún momento la han tenido, y dimitieran directamente de su carguillo y piensen que con su dejadez han propiciado que una persona que cumplía con su trabajo se vea temporalmente, digo temporalmente, en la calle. Pero al menos, convoquen alguna reunión, algún pleno, ¡hagan algo! para tratar este tema e informen a los vecinos de lo que han hecho. Informen alguna vez a los vecinos de algo, cuéntenles qué proyectos tienen, qué quieren hacer, cuenten alguna cosas, ¡den señales de vida!.
Los vecinos de Villanueva tenemos una oportunidad muy buena para cambiar toda esta política parcial, excluyente y prepotente que se viene realizando por parte del Alcalde y sus concejales: Las próximas elecciones. ¡Aprovechadla! Y sino no protestéis y lamentéis.