Se supone que el rey Alfonso VI, al que apodaban "el Bravo", nunca imaginó que aquel templo levantado después de conquistar
Toledo, allá por 1085, iba a ser lo que es hoy. Hablamos de la antigua
iglesia de
San Vicente, ubicada en pleno Casco Histórico, de estilo mudéjar aunque con incontables influencias, que desde que fue desacralizada en 1842 ha tenido muchos usos:
museo del
arte religioso, almacén municipal o aula de la universidad.