RIELVES: Como está el ambiente. Hijo mío Largo Caballero (te...

Como está el ambiente.
Hijo mío Largo Caballero (te pega más que Caballero Largo, el orden de los factores no altera el producto de la suma) mensajes atrás ya expliqué claramente que, a Dios gracias, si que soy fac ha en el marco de las hipótesis que vosotros los extremos izqui erdistas barajáis.
Te voy a explicar de nuevo lo que es para mi el fascism0 para que lo entiendas y no te creas que por llamarme fac ha me estás insultand0, al contrario.
El fascism0 no es una táctica (la vi0lencia), es una idea (la unidad). Frente al marxism0, que afirma como dogma la lucha de clases, y frente al liberalism0, que exige como mecánica la lucha de partidos, el fascism0 sostiene que hay algo sobre los partidos y sobre las clases; algo de naturaleza permanente, trascendente, suprema: la unidad histórica, llamada Patria. La Patria que no es meramente el territorio donde se despedazan (aunque solo sea con las arm as de la inju ria) varios partidos rivales, ganosos todos del poder; ni el campo indiferente en que se desarrolla la eterna pugna entre una burguesía que trata de explotar a un proletariado y un proletariado que trata de tiran izar una burguesía; sino la unidad entrañable de todos al servicio de una misión histórica, de un supremo destino común que asigna a cada cual su tarea, sus derechos, sus sacrificios.
El Estado liberal no cree en nada, ni siquiera en sí mismo. Asiste con los brazos cruzados, a todo género de experimentos, incluso los encaminados a la destrucción del Estado mismo.
Le basta con que se desarrolle con ciertos trámites reglamentarios.
Para encender una fe, no de derecha (que en el fondo aspira a conservarlo todo, hasta lo injust0) ni de izquierda (que, en el fondo, aspira a destruirl0 todo, incluso lo bueno), sino una fe colectiva, integradora, nacional, nació el fascism0. En su fe reside su fecundidad, contra la que no podrán las persecuciones. Bien lo saben quienes medran en la discordia. Por eso no se atreven a dejarle hablar, ni lo combaten de frente, sino con calumnias. Tratan de presentarlo a los obreros como un movimiento de señoritos, cuando no hay nada más lejano del señorito ocioso, convidado a una vida en la que no cumple ninguna función, que el ciudadano del Estado fas cista, a quien no se reconoce ningún derecho sino en razón del servicio que presta desde su sitio. Si algo merece llamarse de veras "un Estado de trabajadores" es el Estado fa scista.
Por cierto vislumbro en tu mensaje algo de 0di0 hacia mi persona. ¿Tan mal me quieres, que me quieres muerto? ¿Te molesta tanto que diga verdades como templos? Ojalá en esta vida hubiese recogido méritos ingentes para ser enterrado en el panteón del Valle de los Caídos, entre todos aquellos que dieron su vida a favor del bienestar, la gloria y la unión de España.
Esa unión que por desgracia ya ha pasado a la historia gracias a las negociaciones de ZetaP con CiU, que va a conseguir convertir a España en un protectorad0 de los nacionalistas catalanes.
Hoy en España todo bulle como una gusanera. Como si no hubiera pasado nada. Los mismos hombres, las mismas palabras vacías los mismos aspavientos. Contra la obra ingente de 500 años –orden, paz, riqueza, trabajo, cultura, dignidad, alegría- las fórmulas ap0lilladas de antaño, las mismas sutilezas de leguleyo que ni el Derecho sabe.
Aquí están los políticos a quienes nadie desconoce. Casi ninguno sirvió de nada. Pero no escarmentamos. Piensan que una breve abstinencia – que ellos disfrazan de persecución- los redime del pasado inútil.
Aquí están los ridículos intelectuales, henchidos de pedantería. Son la descendencia, venida a menos, de aquellos intelectuales que negaron la movilidad de la tierra y su redondez, y la posibilidad del ferrocarril, porque todos ellos pugnaba por las fórmulas. ¡Pobrecillos! ¿Cómo van a entender –al través de sus gafas de miopes- el atisbo aislado de la luz divina? Lo que no cabe en sus estrechas cabezas creen que no puede existir. ¡Y encima se ríen con aires de superioridad!
Aquí están todos. Abigarrados, mezquin0s, chillones, engolados en su míse ra pequeñez. Todos hablan a un tiempo. Los enanos han podido más que el gigante (la obra comenzada con los Reyes Católicos y culminada con el Caudillo, ha caído).
Ahora es la hora de los enanos. ¡Cómo se vengan del silencio a que los redujo! ¡Cómo se agitan, cómo babean, cómo se revuelven impúdicamente en su venenoso regocijo! ¡Hay que tirarlo todo! ¡Que no quede ni rastro de lo que él hizo! Y los más ridículos de todos los enanos –los pedantes- sonríen irónicamente.
él también sonríe. Pero su risa es clara, como su espíritu sencillo y fuerte. Nosotros padecemos –como él antes- todas las torturas de la injus ticia. Pero él ya goza el premio allá en lo alto, en los ámbitos de la perpetua serenidad. Nada puede inquietarle, porque desde allí se disciernen la grandeza y la pequeñez. Pasarán los años, torrente de cuyas espumas sólo surgen las cumbres cimeras. Toda esta mezquina gentecilla –ab0gadetes, p0litiquillos, escrit0rzuelos, mequetre fes- se perderá arrastrada por las aguas. ¿Quién se acordará de tales dentro de cien años? Mientras que la figura de él –sencilla y fuerte como su espíritu- se alzará sobre las centurias, grande serena, luminosa de gloria y de martirio.
En nuestra mente siempre habrán una oración por el descanso del Caudillo, Jose Antonio y los caídos y en nuestra boca un grito unánime: ¡Viva España, Una, Grande y Libre!
Para el Ciudadano de Rielves, yo no hago campaña pepera simplemente porque no soy del PP, yo soy Fa langista, para que te conste.

CANUTO II.