Cuervos que picotean en los ojos de los ignorantes, capaces de hacerles sonreir despues de devorar todo su cerebro. Yonkis capaces de vender a una madre por otra dosis de dependencia letal. En Ocaña tenemos ocho elementos a los que les sienta como un guante las dos definiciones anteriores. Que la vida les conceda cada día lo que de verdad se merecen. EL TRANSEUNTE.