Desgraciadamente las cosas son como son y no podemos evitarlo. El destino, la burocracia y una serie de elementos que sobrepasan a los intereses más cercanos, han querido que las obras de Santa María comiencen en fechas tan entrañables como es la Semana Santa. No obstante, tanto la Consejería de Cultura, como el parroco, el ayuntamiento y el propio constructor son concientes y retrasan el comienzo de dichas obras hasta que pase la semana. Mientras para aprovechar el tiempo se instalan los andamios. No seamos intransigentes que no conduce a nada. Lo importante es que las obras se realizarán, que al pueblo de Ocaña no les cuesta un duro y que ese magnifico edificio se salvara de una ruina inminente. Willy Lomam.