Llegué al seno de una familia digamos que para no herir suceptibilidades, humilde que es tambien una manera fina de decir pobre, como lo era la mayoría en aquella época en nuestro pueblo.
Siempre fui de constitución débil y enfermiza pero en honor a la verdad he de decir también que núnca se me concedió favor alguno a la hora de colaborar en las tareas de la casa.
La comida era la justa para sobrevivir y sin embargo mi padre me guardaba los coscurros de su pan, porque sabía lo mucho que me gustaba buscar en el fondo de su mochila por las tardes cuando regresaba a casa, siempre decía que mi madre le hechaba demasiado y no se lo había podido terminar.
Nunca he podido saber si era cierto o no, pero a mí me sabía a gloria aquel trozo de pan duro. Continuará.
Siempre fui de constitución débil y enfermiza pero en honor a la verdad he de decir también que núnca se me concedió favor alguno a la hora de colaborar en las tareas de la casa.
La comida era la justa para sobrevivir y sin embargo mi padre me guardaba los coscurros de su pan, porque sabía lo mucho que me gustaba buscar en el fondo de su mochila por las tardes cuando regresaba a casa, siempre decía que mi madre le hechaba demasiado y no se lo había podido terminar.
Nunca he podido saber si era cierto o no, pero a mí me sabía a gloria aquel trozo de pan duro. Continuará.
