Hola:
El verano pasado (2006) conocí por vez primera ese pequeño y tranquilo pueblo de nuestra meseta castellana. Quiero deciros que ha sido el mejor verano de mi vida, y que guardo unos maravillosos recuerdos que quedaran para siempre en mi memoria. Tengo un amigo muy especial que tiene casa allí desde hace más de treinta años y conoce toda la zona como la palma de su mano, allí vivió durante los veranos su adolescencia, juventud y madurez. Realizamos turismo rural por todos los pueblos cercanos, bajábamos a la piscina cuando no nos quedábamos en la nuestra, paseábamos cogidos de la mano, hablábamos de amor y de lo mucho que nos queríamos, montábamos en bicicleta, bajábamos a tomar una cerveza al bar de la plaza donde está situada una fuente que dicen de ella que el agua no es buena o al Pub que está en la carretera principal del pueblo y cuya dueña es la cartera de correos y su marido, muy amigos de mi pareja. Por la noche subíamos a la azotea de la casa y sentados en las tumbonas nos quedábamos mirando durante horas el cielo, para observar el lucero más luminoso y las muchas estrellas fugaces que lo cruzaban.
Una señora encargada de las llaves de la Iglesia, abrió la Iglesia de San Pedro expresamente para mí, para que pudiera deleitarme viendo al Santo, me impresionó cómo algo tan pequeño me hizo sentir tan grande mientras rezaba frente al altar mayor.
La última vez que hemos estado por allí fue la primera semana de Diciembre, y lo pasamos junto al fuego desconectando del stres acumulado. Ya no he vuelto a ir, posiblemente no vuelva nunca, porque aquel maravilloso amor, aquel hombre al que yo amaba y que me amaba hasta la saciedad, me ha dejado.
Desde aquí quiero enviaros un fuerte abrazo a todos los mateños y al mismo tiempo daros las gracias por haberme sentido tan feliz con todos vosotros, pues conocí a muchos vecinos encantadores.
Un saludo
Tiffany (1957).
El verano pasado (2006) conocí por vez primera ese pequeño y tranquilo pueblo de nuestra meseta castellana. Quiero deciros que ha sido el mejor verano de mi vida, y que guardo unos maravillosos recuerdos que quedaran para siempre en mi memoria. Tengo un amigo muy especial que tiene casa allí desde hace más de treinta años y conoce toda la zona como la palma de su mano, allí vivió durante los veranos su adolescencia, juventud y madurez. Realizamos turismo rural por todos los pueblos cercanos, bajábamos a la piscina cuando no nos quedábamos en la nuestra, paseábamos cogidos de la mano, hablábamos de amor y de lo mucho que nos queríamos, montábamos en bicicleta, bajábamos a tomar una cerveza al bar de la plaza donde está situada una fuente que dicen de ella que el agua no es buena o al Pub que está en la carretera principal del pueblo y cuya dueña es la cartera de correos y su marido, muy amigos de mi pareja. Por la noche subíamos a la azotea de la casa y sentados en las tumbonas nos quedábamos mirando durante horas el cielo, para observar el lucero más luminoso y las muchas estrellas fugaces que lo cruzaban.
Una señora encargada de las llaves de la Iglesia, abrió la Iglesia de San Pedro expresamente para mí, para que pudiera deleitarme viendo al Santo, me impresionó cómo algo tan pequeño me hizo sentir tan grande mientras rezaba frente al altar mayor.
La última vez que hemos estado por allí fue la primera semana de Diciembre, y lo pasamos junto al fuego desconectando del stres acumulado. Ya no he vuelto a ir, posiblemente no vuelva nunca, porque aquel maravilloso amor, aquel hombre al que yo amaba y que me amaba hasta la saciedad, me ha dejado.
Desde aquí quiero enviaros un fuerte abrazo a todos los mateños y al mismo tiempo daros las gracias por haberme sentido tan feliz con todos vosotros, pues conocí a muchos vecinos encantadores.
Un saludo
Tiffany (1957).
