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GALVEZ: La idea de que la temperatura global está aumentando...

La idea de que la temperatura global está aumentando es unánime entre los científicos; las causas, sin embargo, pueden encontrarse en múltiples orígenes e interaccionar entre ellas. Aún así, los últimos informes científicos demuestran que la influencia humana es cada vez más evidente y puede diferenciarse de causas naturales, como la irradiación solar, las erupciones volcánicas o la misma variabilidad interna del clima.
Para entenderlo se tienen que tener en cuenta los factores que determinan la temperatura terrestre. La energía solar es el motor climático del planeta. Cuando las radiaciones llegan a la atmósfera, una pequeña parte de ellas se refleja y se pierde en el espacio; el resto llega a la superficie terrestre que a su vez, absorbe una parte y refleja el resto, pero con una diferencia, las radiaciones han cambiado sus características físicas al entrar en la atmósfera y aunque han penetrado sin dificultad ya no se les permite salir y son absorbidas. Este fenómeno, conocido como efecto invernadero es causado por los gases que componen la atmósfera. El vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso y otros gases de origen industrial son los principales responsables de la retención del calor.

El efecto invernadero en sí es un fenómeno natural y, además imprescindible para mantener una temperatura relativamente alta y constante que permita la vida en el planeta. Pero desde la Revolución Industrial, la concentración de los gases que lo producen se ha disparado y no cesa de aumentar. Actividades humanas, en especial la quema de combustibles fósiles, la deforestación y determinadas prácticas agrícolas han convertido el dióxido de carbono en el principal gas de efecto invernadero, con un aumento del 31% desde 1750. Otros gases como los CFC (clorofluorocarbonos) ni tan sólo existirían en la atmósfera si no fuera por las actividades industriales.La contribución porcentual de estas actividades en el cambio climático no está bien determinada, lo que sí se sabe con certeza es que la temperatura aumenta por su causa y que su influencia será mayor en el futuro.
Aunque un aumento de las temperaturas de 2 o 3 grados puede parecer algo insignificante, los efectos que acarreará un cambio permanente de este tipo pueden ser irreversibles a nivel económico, sanitario y ecológico.
Hay regiones en el mundo que sufrirán con mucha más intensidad los efectos del cambio climático. Algunas porqué están especialmente expuestas a los cambios (aumento de inundaciones, del nivel del mar, etc.) Otras porqué tienen muy poca capacidad para adaptarse o prevenir las consecuencias de estos cambios o sencillamente porqué dependen de una economía poco diversificada y ligada a recursos primarios que pueden menguar de manera sustancial con el cambio (agricultura, pesca, bosques...). La mayoría de países tropicales y subtropicales reúnen todas estas características
Las mismas causas de origen humano que ayudan al cambio climático son las que deberían ser atajadas. Rebajar la concentración de gases con efecto invernadero es la actuación primordial y puede llevarse a cabo, o bien reduciendo las emisiones o bien aumentando su absorción, aunque ésta última medida por si sola sea insuficiente.
Para reducir las emisiones sería necesario introducir nuevas tecnologías más eficientes y menos contaminantes, especialmente a nivel energético, con la sustitución progresiva de los actuales combustibles, carbón, petróleo o gas natural por otros con tasas de emisión más bajas y la potenciación de fuentes de energía renovables. La protección de los bosques y las nuevas plantaciones permitirían potenciar la capacidad de los vegetales de absorber el dióxido de carbono.

Además de las acciones políticas que puedan emprenderse a nivel local, la acción internacional es necesaria ya que se trata de un problema de repercusiones globales. Los primeros acuerdos llegaron en 1992, con la cumbre de Río de Janeiro. Allí los diferentes países firmantes reconocieron que debían emprender acciones para estabilizar la concentración de los gases con efecto invernadero hasta que los niveles no comprometieran los sistemas climáticos. En 1997, se redactó el Protocolo de Kioto, que con atribución jurídica especifica las políticas y medidas que deben emprenderse para minimizar al máximo el efecto humano sobre el cambio. En el protocolo se concreta la reducción de las emisiones para cada país en un periodo de tiempo límite. Sin embargo no deja de ser un protocolo, que además de ser firmado por los países integrantes debe ser ratificado para llevarse a cabo. De aquí la Conferencia de las Partes en La Haya, en octubre de 2000, en la que se tenía que llegar a un acuerdo definitivo para poner en práctica el Protocolo. Pero las discrepancias entre los países miembros impidió que se llegara al consenso y hasta el momento, las medidas de Kioto siguen en el aire.