REFLEXIóN
Cada cuatro años se aviva la
hoguera que permanecerá encendida en los próximos años. Vivo en un
pueblo donde la temperatura política es siempre elevada.
Este ambiente caluroso y asfixiante genera en sus habitantes emociones muy diversas como el odio, el rencor, la hipocresía, la envidia, la competitividad y, sobre todo, la IGNORANCIA.
Vivo en un pueblo donde la intolerancia y el “palurdismo” existen dentro de todo aquel habitante que ha aprendido, generación tras generación,
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