VILLEL DE MESA: VILLEL DE MESA...

VILLEL DE MESA

LAS ESTRELLAS DEL CIELO ILUMINAN EL CAMINO QUE NOS LLEVAN AL BELEN DE VILLEL

Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía.

Unos de los recuerdos que guardamos con mayor cariño son aquellos que viviemos en nuestra infancia y principalmente cuando íbamos en busca del "musgo" por las montañas y unas ramas del panadero para cubrir el hueco de una mesa para preparar el Belén. Allí junto al altar la imagen y alguna figura, se colocaba en la improvisada cueva, donde todos admirados después de las misas, adorábamos al Niño Dios, y que al mismo tiempo se cantaban los villancicos, y los mas pequeños acompasábamos con las zambombas.

Pero el tiempo, toda aquella generación hemos ido haciendo nuestro camino. La vida es como un viaje por el mar de las historias, a menudo oscuro y borrascosas, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta.

Cuando contemplamos el cielo, la luna y las estrellas, desde nuestras calles y plazas, en estas noches gélidas, nos imaginamos al Niño Jesús en la cueva de Belen que se movía sobre la paja. Dentro de Él se esconde el tesoro que tenemos que ir descubriendo. Cada Navidad ilumina el gran mosaico que representa nuestra relación con Dios y los demás. Hay que ir con la mirada limpia de un niño, la capacidad receptiva de un joven, la sabiduría de un anciano.

Porque la estrella de Navidad ilumina nuestra noche. La Navidad nos muestra el rostro humano de Dios. Contemplamos los ojos de este Niño, en ellos nos sonrié la humanidad de Dios. Debemos aprender a ser buenos y mejores, más humanos, profundamente humanos. Y si los somos, nos volveremos humildes: "Él "no escoge a los buenos, sino que hace buenos a los que ha escogido". Si no amamos somos estrellas apagas y caidas. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas buenas, coherentes y generosas. Jesucristo es la luz, el sol que brilla y da vida. "Nos visitará el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y sombra de muerte". Pero para llegar a Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía.

Mientras tanto, estamos aquí y esperamos. No conocemos ni el día ni la hora de los acontecimientos, que en este Valle últimamente hemos vivido, ni las oportunidades que se nos ofrecen de cambiar, de convertirnos. Sabemos, sin embargo, que hay que hacer como las doncellas prudentes que esperan al Señor con la lámpara encendida de la oración y del amor. Ojala llegara a brillar así nuestra lámpara y pudiéramos ver en su luz aquella obra Luz que todavía no poemos ver tal como es, en toda su pureza.

No nos cansamos de volver a contemplar el Niño Jesús en el Belén de Villel, junto a feligreses/as, que con anticipación han expuesto. El NIño irá creciendo. Todo es asumido por Dios a medida que progresa la existencia de Jesús Nazaret. Crece y aumenta su conocimiento sobre la existencia humana.

Sabemos muy bien que el amor implica renuncias. Según el filósofo Platón, si pudieramos ver el rostro de la virtud, nos enamoraríamos de ella. Si somos virtuosos podremos hablar a los demás del Dios de la esperanza. Actualmente se da mucha importancia a la formación de lacios para la nueva evangelizxación. Hay que ir a las raices a lo esencial de la fe, proponer y compartir la experiencia de reencuentro con Cristo.

La vida pasa y no podemos perder el tiempo en historias que nos parten de lo esencial. Preguntémonos: ¿Como acogemos las nuevas oportunidades? ¿Qué nos aportará esta Navidad? ¿Nos deleitamos, como el ciervo del salmo, 41, por las fuentes de Agua Viva que nos ofrece Cristo que viene a convivir entre nosotros? Cristo ha venido, pero debe nacer y volver a nacer espiritualmente en nuestra alma.

Y desde este Belén de Villel de Mesa, nos anticipamos para desear una FELIZ NAVIDAD- 2013, y AÑO NUEVO-2014