Iniciada en estilo románico en el siglo XII, dos altas torres flanquean su fachada. Sus tres portadas sin decoración decorativa, reflejan la austeridad del Cister, y en las bóvedas de naves y crucero, la evolución del gótico.
Renacentistas son el claustro, varias de sus capillas, el retablo de santa Librada, la sacristía mayor y la girola.
Barrocos son los retablos del presbiterio y del altar de la Virgen de la Mayor. Y neoclásica la portada sur junto a la plaza Mayor.