En el siglo XV se celebraba en ella el
mercado de la ciudad, que más tarde se trasladó a la
plaza abierta ante la
puerta sur de la
catedral. A principios del siglo XV se edificó el
Ayuntamiento, que desde entonces la preside. En su
fachada lucen los
escudos de la ciudad, de los Reyes Católicos y del obispo del momento, Bernardino López de Carvajal.
A mediados de dicho siglo, tras la ampliación de la plaza, se alzó la
torre de su archivo y la cárcel, que le da su nombre actual.