La fotografía es de Tomás Camarillo(1930) fotógrafo que recorrió la provincia de Guadalajara por los años 30 y que disparó en ese viaje otras cuatro fotografías más en el pueblo(se pueden conseguir en la Diputación).La encontré ojeando un libro que se titula "Guadalajara festejante", de José Pradillo y Esteban.Pero lo realmente curioso es que este libro se encuentra en las dependencias del Ayuntamiento de Alcocer, pues la diputación de Guadalajara lo suministró a todos los pueblos.
La foto y su comentario (pág. 200) está dentro del capítulo de arquitectura efímera y a su vez considerada como túmulo funerario.
El comentario es el siguiente:
Otro ejemplo que podemos incorporar a estas interferencias ó préstamos de la arquitectura efímera y permanente es el desaparecido retablo de Santa María de Alcocer (Guadalajara). Se trataba de una fabulosa obra de planta cantral, que con insinuada cruz griega y exenta, posibilita al narración apostolar en sus cuatro costados. Según una inscripción esta obra fue levantada en tiepos de Felipe IV por el ensamblador Julián Martínez, vecino de Huete, aunque en ella no se mencionaba a su tracista. Arquitectónicamente alcanzaba un gran desarrollo vertical, descomponiéndose en dos cuerpos sobre zócalo más una cúpula de aristas y plementos abiertos sobre la que se exhibe la figura del arcángel San Miguel derrotando a Luzbel. El primer cuerpo obstentaba cuatros arcos triunfales con columnas corintias, dejando chaflanes esquineros para ubicar las figuras de los cuatro evangelistas. La cornisa, muy ornamentada con frontones curvos y partidos, servía de apoyo al segundo cuerpo que, a menor escala, repetía el cuerpo anterior aunque, ahora, con columnas pareadas y sin tímpanos. En el remate destacaba también la presencia de cuatro candeleros, cita de los habituales y funcionales colocados en los monumentos provisionales.
La foto y su comentario (pág. 200) está dentro del capítulo de arquitectura efímera y a su vez considerada como túmulo funerario.
El comentario es el siguiente:
Otro ejemplo que podemos incorporar a estas interferencias ó préstamos de la arquitectura efímera y permanente es el desaparecido retablo de Santa María de Alcocer (Guadalajara). Se trataba de una fabulosa obra de planta cantral, que con insinuada cruz griega y exenta, posibilita al narración apostolar en sus cuatro costados. Según una inscripción esta obra fue levantada en tiepos de Felipe IV por el ensamblador Julián Martínez, vecino de Huete, aunque en ella no se mencionaba a su tracista. Arquitectónicamente alcanzaba un gran desarrollo vertical, descomponiéndose en dos cuerpos sobre zócalo más una cúpula de aristas y plementos abiertos sobre la que se exhibe la figura del arcángel San Miguel derrotando a Luzbel. El primer cuerpo obstentaba cuatros arcos triunfales con columnas corintias, dejando chaflanes esquineros para ubicar las figuras de los cuatro evangelistas. La cornisa, muy ornamentada con frontones curvos y partidos, servía de apoyo al segundo cuerpo que, a menor escala, repetía el cuerpo anterior aunque, ahora, con columnas pareadas y sin tímpanos. En el remate destacaba también la presencia de cuatro candeleros, cita de los habituales y funcionales colocados en los monumentos provisionales.
