Por los años cincuenta a sesenta, se establecieron durante unos años, una familia de Cantalejos (Segovia). Eran expertos en la fabricación de "trillos" de pedernal. Las labores se las distribuían repartiendo el trabajo entre toda la familia. El padre y dos hijos jóvenes buscaban las piedras de pedernal, abundantísimas en la zona, troceaban con mazas aparentes de rabo largo, las cargaban en sus animales y llevaban al lugar. Vivian en la casa de en medio de las tres que hay en la cuesta de las campanas. La primera la del "tio Bodeguilla"; en la siguiente. La última es la de la "tia Fidela y Marceliano".
La madre y dos hijas se ponían encima de las piernas una cestilla de enea, y con martillito rompían las piedras haciendo "lascas", que seleccionaban. Cuando venían los hombres, en unas maderas preparadas apoyándose en la pared clavaban las piedrecitas hasta completar el trillo.
La madre y dos hijas se ponían encima de las piernas una cestilla de enea, y con martillito rompían las piedras haciendo "lascas", que seleccionaban. Cuando venían los hombres, en unas maderas preparadas apoyándose en la pared clavaban las piedrecitas hasta completar el trillo.
