Ofertas de luz y gas

ALBARES: LUIS XIV DE FRANCIA 2º...

LUIS XIV DE FRANCIA

por el Norte y el Este, rápidamente fortificadas por Vauban, aunque Holanda logró mantener su independencia y su pujanza comercial. Por esta misma época se produjo la «crisis de las regalías» (1673-75), el primer enfrentamiento con el papado. El afán regio por someter a la Iglesia francesa a su autoridad, al margen de Roma <galicanismo), culminó en una amenaza papal de excomunión, cuando Luis XIV pretendió percibir las rentas de los obispados (regalías).

De los «cuatro artículos» a Ryswick

El año 1682 marcó el apogeo del reinado de Luis XIV. Victorioso en Europa, todopoderoso en la nueva corte de Versalles, una asamblea del clero de Francia aprobó el edicto de los «cuatro artículos», que prodamaba la independencia del poder real respecto al Papa. Por otra parte, el fallecimiento de la reina (1666) y de Colbert (1683), sustituido por el belicoso Louvois, desataron en el monarca una exagerada piedad, que se tradujo, en estos momentos, en la persecución de toda disidencia religiosa en el reino.

La revocación del Edicto de Nantes (1685) significó el fin de la tolerancia con los protestantes (hugonotes), y los que no se convirtieron tuvieron que exiliarse. La pérdida de una importante minoría de artesanos, comerciantes y financieros tuvo graves consecuencias para el reino. También se persiguió a los jansenistas, católicos críticos (destrucción de Port Royal, 1709-11). Estos hechos lograron enconar todavía más la enemistad tanto de Roma como de los protestantes de Holanda e Inglaterra (donde el católico Jacobo II Estuardo había sido destronado en 1688).

Los problemas comenzaron cuando Luis XIV emprendió su política de «reuniones», anexionando territorios en torno al Rhin con pretextos jurídicos más o menos sólidos (1688), al tiempo que apoyaba a tos Estuardo en sus intentos por recuperar el trono, y disputaba a ingleses y holandeses el dominio de los mares. La hostilidad general europea se tradujo en una Gran Alianza (Holanda, Inglaterra y el Imperio). A pesar de las victorias iniciales, la muerte de Louvoís (1691) y el progresivo agotamiento del país, rodeado de enemigos, provocaron la ruina de las pretensiones francesas. En la paz de Ryswick (1697), Luis XIV tuvo que renunciar a gran parte de sus adquisiciones, además de reconocer como rey de lnglaterra al odiado Guillermo III de Orange, al que ya se habla enfrentado en la invasión de Holanda. También hubo de doblegarse ante Roma y abolir los cuatro capítulos galicanos (1693).

Los últimos años

La encuesta de 1698 reveló el estado de postración económica del reino. Luis XIV intentó restaurar las finanzas y se rodeó de un nuevo grupo de colaboradores (ChamiIlard, Torc Desmaretz) más leales y menos brillantes que sus predecesores. Pero la recuperación económica fue impedida por una nueva campaña exterior. Al morir Carlos II de España sin herederos habla nombrado sucesor al duque Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV Aquél aceptó la herencia, pero se negó a renunciar a sus derechos al trono francés, lo que provocó la inmediata hostilidad de Inglaterra y Holanda, temerosas de la eventual unión entre la potencia continental de Francia y el imperio colonial español. Por tanto, apoyaron las pretensiones del candidato austriaco Carlos de Habsburgo, hijo del emperador Leopoldo I. La guerra de Sucesión española (1701-15) se convirtió en un nuevo conflicto europeo. Los esfuerzos que exigió fueron fatales para Francia, que estuvo a punto de perder todos los territorios que había ganado en la centuria anterior. Las últimas victorias francesas en Villaviciosa (1710) y Denain (l7l2) y el agotamiento general de los contendientes permitieron a Francia alcanzar una paz honrosa en Utrecht. (1713). Felipe V fue reconocido como rey de España, y Francia retuvo varios territorios en Flandes y el Rhin, aunque se evidenció la pérdida de su hegemonía en Europa.
Retirado en Versalles y privado de sus herederos directos, Luis XIV intentó asegurar la sucesión para su hijo ilegítimo, el duque del Maine. Pero a su muerte (1715), su sobrino el duque de Orleans logró que el Parlamento de París anulara el testamento y actuó como regente de Luis XV, el enfermizo bisnieto del Rey Sol