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ALBARES: LA VUELTA AL MUNDO A PIE POR UNA MUJER 2º...

LA VUELTA AL MUNDO A PIE POR UNA MUJER 2º

caminado era diferente.
La expedición no funcionó demasiado bien. «A veces me planta ha y decía: no puedo hacer esta entrevista, y me metía en la caravana», escribió más tarde. Por otra parte, tuvo enfrentamientos mora­les y emocionales con su equipo de apoyo, que no quería perder el dinero del patrocinador. Pero ella siguió caminando, sobre todo por­que abandonar habría resultado muy violento. Tras haber recorrido 1.900 kilómetros, Campbell empezó a sentirse muy cansada y a encontrarse mal. Redujo la marcha y empezó a retrasarse respecto al programa. Un médico le confirmó que estaba embarazada y le dio una cita para practicarle un abor­to, pero debería espe­rar varias semanas. El viaje tenía que continuar, pero la tentación de montarse en la carava­na en lugar de caminar fue cogiendo fuerza y Campbell cedió en illinois, Missouri, Oklahoma y Texas. Sólo recorría a pie los últimos kilómetros al entrar y salir de las ciudades, y el resto del tiempo iba en la caravana. Después del aborto hizo todo el camino a pie desde Clovis, Nuevo México, hasta Los Ángeles, pero la mala conciencia por haber hecho trampa la atormentaría durante años. Durante el resto del recorrido alrededor del mundo, marcaba el camino al final de cada jornada con un aerosol de pintura, y al día siguiente empezaba a caminar desde la marca.

De Sidney a Perth

Dos años más tarde Campbell inició el recorrido de Australia, desde Sidney hasta Perth, una distancia de 5.100 kilómetros. Andaba corta de dinero y se había propuesto la impresionante meta de recorrer entre 65 y 80 kilómetros diarios para cubrir la distancia antes de que se le agotaran los fondos. En su piso parecido sencillo, pero ahora tenía que hacer una doble maratón cada día: torear a la maquinaria de la publicidad y re­unir fondos para Sport Aid 88. La Vuelta Al Mundo A Pie Balsa Kon Tiki llega a la Polinecia Pacifico

Fue un camino muy duro. En las primeras etapas la gente la interrumpía continuamente para preguntarle por qué lo hacía. A medida que pasaban los kilómetros, los pies se le iban llenando de ampollas, y al final de cada jornada el conductor tenía que extraerle el pus con una jeringuilla, pero ella no pensaba abandonar.

Cruzar el desierto fue un infierno. La temperatura alcanzaba los 60 °C y Campbell tenía que viajar por la noche. Prefería estar sola, así que la caravana de apoyo se adelantaba y la esperaba cada 16 kilómetros. Fueron 95 días luchando contra las heridas hasta llegar a Perth. Tras haber hecho trampa en América, ahora se había demostrado a sí misma que estaba mental y físicamente preparada para cruzar un continente a pie. Durante una entrevista en Perth anunció que pensaba recorrer África.

Un continente peligroso

África exigía una concienzuda pre­paración y un equipo de apoyo con experiencia. Era difícil conseguir patrocinador pues las empresas eran cautelosas debido al elevado riesgo de fracaso. No querían ver su logotipo sobre un cadáver. Pero antes de empezar 1991 Campbell lo tenía todo organizado y partió hacia Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Su meta era Tánger, en la costa del norte de África. Para llegar hasta allí tendría que caminar 16.900 kilómetros atravesando 13 países. Era el trayecto más difícil y más peligroso, pero Campbell se había comprometido y dijo que prefería morir a abandonar. Y estuvo a pun­to de morir en varias ocasiones.

Hizo frente a la mosca tse-tse, a los incendios y a posibles ataques de leones. En Zaire (actual Repú­blica Democrática del Congo) y en Zambia los aldeanos violentos se mofaban de ella y le lanzaban pie­dras, y Campbell y su equipo de apoyo fueron detenidos y acusados de espionaje. Se salvaron gracias al valor y la paciencia de uno de los miembros del equipo.

A menudo las condiciones eran pésimas. Campbell caminaba con diarrea y malaria, y contrajo fiebre tifoidea. Una guerra interrumpió la expedición en Zaire, y cuando Niger también se convirtió en zona de guerra, Campbell tuvo que dar un rodeo de 4.000 kilómetros.

Regresó en dos ocasiones a Gran Bretaña para esperar a que la ruta quedara libre y reunir más di­nero. Los equipos de apoyo se iban sucediendo, pero a pesar de sufrir una profunda depresión que casi la obligó a abandonar, Campbell siguió adelante. Luchó con las dunas del desierto de Mauritania, cruzó un campo de minas en la frontera con el Sáhara occidental y esquivó violadores en potencia en Marruecos. Tardó dos años en cruzar África, pero en 1993, en Tánger, Campbell finalmente se bañó en el Mediterráneo. Sólo quedaba Europa

Europa con un burro

En 1994, Campbell viajó desde Al­geciras, en España, hasta Calais, en Francia, pero esta vez lo hizo ella sola. Nunca había viajado sin un equipo de apoyo, y quería intentarlo. Compró una mula, y luego un burro para transportar las provisio­nes, y emprendió el camino. Se aproximaba al final de un viaje espectacular, y sin embargo la perseguía el miedo a ser descubierta. No se perdonaba haber hecho trampas en la etapa del viaje, nueve años atrás. Atormentada por un equipo de filmación cruzó los Pirineos, atravesó rapidamente Francia, Cruzó el Canal de la Mancha ' Y se dispuso a volver al Punto de partida, John O'Groats, acompañada POI- un grupo de jóvenes de Raleigh International. Los medios de comunica­ción la acosaban continuamente, pero sólo un reportero caminó un día entero con ella para obtener in­formación de primera mano. Un circo de periodistas la recibió a su llegada a John O'Gioats, en Escocia, de donde había partido once años atrás.

El tramo pendiente

Al año siguiente, Campbell viajó a Indianapolis y recorrió a pie el traamo de Estados Unidos que había quedado pendiente, arrastrando SLI equipo en un carrito. Sólo la acompañaba un perro. Ffyona Campbell reconoce que, como hizo trampa, no puede decir que sea la primera mujer que dio la vuelta al mundo a pie, pero el Libro Guinnes de los Records, tiene su marca registrada como «el viaje a pie más largo realizado por una mujer». Su increíble resisten­cia y su decisión la ayudaron a conseguir un logro épico. Basta con mirar un mapa de América, Australia o África para comprobarlo.