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CURIOSIDADES DE LA CONSTRUCCIÓN DEL CANAL DE PANAMÁ

Los navegantes europeos que pisaron por primera vez las tierras del
istmo que une las dos América, debieron experi­mentar una sensación de
pavor y de confusión. Quizás ningún lugar les había parecido más
inhóspito corno aquellas playas, en las cuales el mar se convertía en
un pantano, infestadas de caimanes, interrumpidas por cursos de agua,
ora desbor­dantes y destructores, ora secos y transformados en turbios
ambos poblados por toda clase de animales repelentes y peligrosos.
Además, el clima húmedo y caluroso destrozaba los nervios y anulaba
toda voluntad.

Vasco Núñez de Balboa llegó a aquellos parajes veinte años después que
Cristóbal Colón, y desembarcó en las costas del golfo de Darién. Una
vez atravesadas las zonas pantanosas, trepó con un grupo de compañeros
por los escarpados con­trafuertes de la sierra, y el 25 de setiembre
de 1513, desde la cumbre de un cerro, pudo contemplar a sus pies otro
inmenso océano. Balboa fue el primer europeo que vio el océano
Pacífico, al cual llamó Mar del Sur. Salvó la distancia que lo
separaba de aquellas aguas, tomó posesión de las mis­mas en nombre del
rey de España, y retornó a sus naves; con éstas comenzó a explorar
cada golfo y cada ensenada, buscando un pasaje que le permitiera
navegar hacia el océano desconocido. Recorrió aquellas tierras de
este a oeste durante muchos meses, pero la búsqueda fue infructuosa.

El Atlántico estaba cerrado por aquella estrecha familia de tierra,
que ¡impedía el paso de las naves hacia el Pacífico. Probablemente,
Vasco Núñez de Balboa fue el primero en concebir la idea de dividir el
istmo, construyendo una vía de agua que permi­tiera a las
embarcaciones provenientes de Europa proseguir la navegación hacia el
oeste. Y quizás no habría tardado en dar a conocer sus proyectos, si
el gobernador, celoso del pres­tigio que adquiría entre sus hombres,
no lo hiciera hecho decapitar. A Alvaro de Saavedra le cupo el mérito
de haber expuesto la gran idea, que sólo sería realizada cuatro siglos
más tarde. Y quien por primera vez habló de ella al omnipotente
Carlos V, rey de España, fue Hernán Cortés, el conquistador de Méjico,
que propuso e hizo estudiar un proyecto para cortar el istmo en la
región de Tehuantepec, 2. OOOkm. al norte de Panamá. Pero el rey,
preocupado solamente en sacar provecho del oro de las colonias de
ultramar, y fastidiado por la larga y costosa guerra contra Francisco
I de Francia, no brindó el apoyo necesario a esta iniciativa.

Los expedientes relativos a los proyectos y otros estudios" que yacían
olvidados en los archivos, fueron extraídos por voluntad de algunos
estudiosos y por generales de Felipe II, hijo de Carlos V, quienes
insistían para que se llevara a cabo una obra de tanta utilidad y
prestigio para España. Pero el,, rey, devotísimo, fue siempre
contrario a ese plan, pues pro­fesaba la idea de que la voluntad del
hombre no debía" modificar aquello que existía por voluntad de Dios.

Los galeones que llevaban a España los inmensas riquezas que traídas
al Perú, estaban obligados a seguir la larga y peligrosa ruta del
estrecho de Magallanes y el cabo de Hornos, bordeando las costas del
continente sudamericano. Finalmente, para abreviar el recorrido, los
colonizadores en­contraron oportuno abrir un camino a través del
istmo; fueron necesarios ' muchos años de ardua labor y el sacrificio
de males de vidas humanas, sobre todo de indígenas, para construir esa
larga ruta que seguía, poco más o menos, el trazado del actual canal.

En tanto, se desarrollaba la piratería; corsarios y bucaneros se
habían apoderado de algunas islas del Mar de las Antillas, y
abandonaban - periódicamente estas bases para organizar vastas
correrías a través del continente, en particular por aquella zona. -No
había, al parecer, presa más fácil y prove­chosa como las caravanas
cargadas de oro y piedras preciosas, que cruzaban el istmo lenta y
fatigosamente, a lo largo del nuevo camino, eran escoltadas por
reducidos grupos de soldados, prontos a huir a la primera señal de
peligro. Y llegó un momento en que los asaltantes fueron tan
numerosos y audaces que ninguna caravana se atrevió ya a pasar por
esos lugares. Poco tiempo después aquel camino fue totalmente
abandonado, entre tanto se continuó hablando durante siglos de la
división del istmo, sin llegar a una solución efectiva.

En los últimos decenios del siglo XVIII y en la centuria siguiente,
fueron enviados a Panamá exploradores, científicos y técnicos para
examinar las posibilidades de tal empresa. Después - de dos años de
intensos estudios, se llegó las siguientes conclusiones el canal
debía ser construido,"a nivel" es decir, estar enteramente a la
altura de ambos océanos, o bien, en su porción mediana, ser elevado
mediante un sistema de esclusas. Pero surgía no gravísimo problema,
debido a que entre los niveles de los dos océanos hay una diferencia
de alrededor de 10 metros.

Transcurrió otro período, durante el cual se sucedieron nuevos
proyectos, estudios y tentativas, siempre coronados por el más
completo fracaso. En el año 1843, el italiano Napoleón Carella
ejecutó las triangulaciones necesarias para la construcción de un
ferrocarril, pero esta empresa tampoco dio resultado debido al
estallido de la revolución de 1848. La "fiebre del oro" del año 1849
convenció a todos de que era absolutamente imprescindible una vía
férrea, y entre 1850 y 1855 el ferrocarril fue construido. El clima,
las enfermedades y las penurias hicieron estragos: se decía que cada
traviesa se apoyaba sobre el cadáver de un hombre.

En el año 1869 fue terminada la obra grandiosa del genio y del trabajo
humanos: el canal de Lesseps. El italiano Luis Negrelli habla
preparado el proyecto y el francés Fernando de Lesseps lo realizó.
Todos pensaron que finalmente se había encontrado en este último al
hombre dotado de la capacidad técnica y energía necesarias para
llevar a cabo esta empresa. En 1876 fue constituido, bajo la
presidencia de Fer­nando de Lesseps, el Comité que de organizar los
trabajos. Dos años-más tarde, concluidas las tareas prepara­torias,
el gobierno colombiano concedió la autorización para realizar las
obras, y, en el Interna, el ingeniero francés obtuvo capitales para
financiar la empresa. El canal sería del tipo,"a nivel", y entre los
muchos proyectos fue elegido el que proponía unir por esa nueva vía de
agua las ciudades de Panamá y Colón.

A comienzos de 1881 se iniciaron las obras, las que debían estar
terminadas, según las previsiones de Fernando de Les­seps, al cabo de
seis años. Pero en 1890 el Tribunal del Sena declaraba la quiebra de
la sociedad que había asumido la responsabilidad de la empresa. Es
imposible enumerar aquí todas las causas de la catástrofe. Fueron
esencialmente motivos políticos, administrativos y financieros. La
empresa francesa se había enfrentado desde un principio con la
hostilidad de los Estados Unidos y de Inglaterra, pues ambas naciones
veían en el canal una amenaza para su potencia y el desarrollo de su
comercio. Estalló un escándalo de grandes proporciones: se acusó a de
Lesseps de mala administración y de procurarse ganancias ¡lícitas; el
mismo Parlamento francés, confundido, y vencido por la campaña
periodística instigada por los Estados Unidos, se declaró en contra de
de Lesseps, quien llevado ante el tribunal y condenado. Los trabajos
fue interrumpidos.

La maniobra intentada por los Estados Unidos había tenido éxito. Los
norteamericanos iniciaron en seguida negociación con el gobierno
colombiano para adjudicarse la realización la empresa y llevarla a
cabo con sus capitales y sus técnicos. Pero Colombia, de la cual
Panamá era una provincia, propuso nuevas exigencias que los Estados
Unidos no estaban tos a aceptar. Los pequeños estados de la América
eran ya famosos por las revoluciones que frecuentemente tallaban en
sus territorios-, los Estados Unidos fomentar una rebelión en la
región de Panamá, la cual, en nombre un hipotético derecho a la
libertad, proclamó su independencia de los lazos que la unían a
Colombia, y en el año 1903 la República Independiente de Panamá
concedía a los Estados Unidos el permiso para proseguir las obras
interrumpidas

Adquiridos los derechos de la fallida empresa francesa varios
millones de dólares, trataron de asegurarse tales derechos comprando
la zona del Canal, es decir, la parte territorio panameño que se
extendía a unas 5 millas a lado del canal a ser construido; de tal
modo, la República de Panamá quedó dividida en dos partes por dicha la
cual pasaba a ser de exclusiva propiedad estadounidense. Concertado en
estos términos el contrato, los Estados Unidos emprendieron la difícil
labor con la energía y la contribución técnica y financiera que
acostumbraban poner en empresas.