ALBARES (Guadalajara)

En concreto, la localidad de Yebra figura entre los municipios a los que se califica en el segundo máximo nivel de riesgo por inundaciones, precisamente por las acaecidas en 1995. Con ATC, o sin él, esperemos que no se repitan.

Y es una de las alegaciones que presenta la Junta de Castilla-La Mancha para impedir que el ATC se ubique en su territorio.

Lo cierto es que Yebra fue incluida entre los lugares de riesgo en el Plan Especial ante el Riesgo por Inundaciones de Castilla-La Mancha, homologado por el Ministerio del Interior del Gobierno de España en la Comisión Nacional de Protección Civil reunida el pasado 24 de marzo de 2010.

“El lugar elegido tiene cero posibilidades de verse afectado por el agua. Está en un alto, en una meseta porque para nosotros lo fundamental es la seguridad y no optaríamos a nada que no fuese 100% seguro”, insiste el alcalde.

Sin embargo el alcalde de Yebra tiene claro, cuando le preguntamos por las consecuencias que podría tener una riada ante la previsible ubicación del Almacén Temporal Centralizado (ATC) de Residuos Nucleares que aspira a albergar esta pequeña localidad de Guadalajara, que el agua nunca llegaría hasta el lugar ofrecido al Ministerio de Industria para su ubicación.

“ ¿Quién dice que no puede volver a ocurrir?”, nos reconoce el primer edil de Yebra. De hecho, en la vecina Almoguera, en agosto de 2009, una granizada llenó de barro la piscina municipal y el auditorio.

Hoy aquellos desperfectos, los materiales, han quedado olvidados. “Intentamos alejar de la memoria aquel calvario”, asegura Sánchez aunque no sea nada fácil para alguna familia que llegó a perder hasta a tres de sus miembros.

Las labores de desescombro en ambas localidades fueron arduas. No en vano en Almoguera el agua arrancó de cuajo varias viviendas y el acceso a Yebra quedó cortado, según recuerda el alcalde, Juan Pedro Sánchez, “el agua se llevó la carretera”, de hecho, la Guardia Civil no pudo llegar hasta la zona hasta bien entrada la madrugada.

En total, nueve personas perdieron la vida tanto en el pueblo como en la carretera, donde perecían el director de la central nuclear ‘José Cabrera’ en Zorita de los Canes, José Vicente Llinares y su esposa, Julia Megido, cuyo vehículo fue arrastrado por el agua o Matilde Cañizares, vecina de Alcalá de Henares, que venía de bañarse en los pantanos con su marido y dos hijos y que no pudo desabrocharse el cinturón de seguridad cuando el agua llegó a su coche en la carretera de Fuentenovilla. El recuento ... (ver texto completo)

"La presencia mediática fue tremenda, todos los medios estuvisteis pendientes de nosotros", recuerda el alcalde actual, en un mes de agosto tradicionalmente escaso en noticias, donde la riada saltó a las páginas y televisiones de todo el país durante varios días.

"Si la tormenta cae media hora antes, nos coge a todos en el entierro y acabamos ahogados en el Tajo", decía el, por aquel entonces, teniente de alcalde, Miguel Ángel Guerrero en declaraciones al diario El País hace quince años.

Las calles de Yebra, recuerda el hoy alcalde, Juan Pedro Sánchez, se convirtieron en auténticos lodazales que atraparon a un numeroso grupo de personas que se encontraba reunido, tras la celebración de un funeral, en un local situado en la parte más baja de la localidad hasta donde llegó el agua.

“Son fechas marcadas en las que se habla de lo que ocurrió horas antes y horas después, en las que nadie podía imaginar que podía caer tanta agua en tan poco tiempo”.

Nadie ha olvidado aquella aciaga tarde de agosto y los comentarios en calles, comercios y viviendas particulares se repiten como si un diapasón del tiempo les devolviera a aquel día fatídico. “No se olvida, aquel día está muy presente en el pueblo pero hemos preferido no recordarlo con ningún acto durante todos estos años”, nos explica el alcalde, Juan Pedro Sánchez, que vivió aquella tarde como un ciudadano más del pueblo porque aún no ocupaba ningún cargo público.

Quince años después, en este 9 de agosto de 2010, en Yebra amanece un caluroso día después de algunas gotas de lluvia que se escaparon la pasada noche en varios puntos de la provincia tras un fin de semana de alerta amarilla por altas temperaturas.