ALBARES (Guadalajara)

Portada de la casa del Maqués. (Alcalá Galiano)
Foto enviada por FG

LA FAMILIA ALCALÁ GALIANO Y ALBARES.

Félix Alcalá-Galiano, general, nació el 4 de enero de 1923 en Sayatón (Guadalajara) y falleció el 20 de febrero de 2005 en Guadalajara.
LA FAMILIA ALCALÁ GALIANO Y ALBARES.

Alcalá-Galiano -apellido de la ilustre estirpe cordobesa y gaditana, del relevante político y escritor del siglo XIX- tiene, como sus ilustres antepasados, un sitio en la Historia de España. Breve como un fogonazo. Pero valiente, demostrador y reivindicativo del honor militar.
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En el mismo año 1981 ascendió a general de Brigada y en 1984 a general de División, grado con el que pasaría a la reserva activa al año siguiente.
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Pero tuvo carrera brillante jalonada con los mandos del Tercio Duque de Alba de la Legión y del regimiento Covadonga número 5.
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Vivió por tanto el tapón que se produjo en la milicia por una política inflacionista de oficiales y sus ascensos fueron relativamente lentos.
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Alcalá-Galiano no había hecho la guerra (quiere decirse la Civil) por edad. Ingresó con la reapertura de la Academia General Militar de Zaragoza en 1942 -tercera época- y perteneció por tanto a su primera promoción, detrás de los oficiales provisionales que tras la guerra pasaron por las academias de Transformación para ocupar plaza en los escalafones de los ejércitos.
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A las cuatro de la madrugada del día 24 telefonearían al responsable del asalto para comunicarle la retirada de las tropas de Milans del Bosch y la absoluta calma de Valencia. Y que estaba rodeado y a su suerte.
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También fracasó en su intento de deposición de armas y fue directamente apuntado por los hombres de un Tejero en amenazante crispación. Ambos mandos salieron del Congreso sin provocar un inútil y prácticamente suicida tiroteo.
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La escena fue muy violenta y cuando llegaba a su máxima tensión, se interrumpió ante el anuncio de que el teniente general Aramburu Topete, máximo jefe de la Guardia Civil, entraba en el Congreso.
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El golpista entendió que Milans había depuesto su actitud y telefoneó a Valencia, donde el coronel jefe del Estado Mayor del capitán general ratificó la sublevación e instó a Tejero a que detuviera al coronel de la Policía Nacional.
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Aunque personalmente. En esta segunda visita Alcalá-Galiano le dijo a Tejero que estaba solo, de que el Rey no respaldaba el golpe ni tampoco el alto mando del Ejército.
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Naturalmente, no se trataba de atacar a los ocupantes ilegales del Congreso, sino de desarmar a su cabecilla con la presión dialéctica de un superior y, si fuera preciso, por la fuerza.
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Gabeiras le dijo que lo del Rey era absolutamente falso. Y saltándose el cauce reglamentario, ordena al mando de Interior, con matiz de ruego, que vuelva a hablar con Tejero y le convenza o lo reduzca.
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No era el canal reglamentario. Los policías uniformados dependían del Ministerio del Interior. Pero quizá por su condición de coronel decidió llamar a su máximo mando castrense.
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Alcalá-Galiano llama al teniente general Gabeiras, jefe del Estado Mayor del Ejército, para informarle e informarse.