Las dimensiones de la pernera era variada, algunos llegaban hasta la rodilla, y otros hasta el tobillo. Al final, se hicieron tan populares, que a los sastres se los denominó Braccarri. Parece ser que la amplia difusión de esta prenda de vestir, causó las iras de algunos emperadores como Arcadio y Honorio, que intentaron prohibir su uso.
