LOS HINOJOSOS: JORDI GARCíA-SOLER 23/05/2007 Mentir es pecado Tras...

JORDI GARCíA-SOLER
23/05/2007
Mentir es pecado
Tras las declaraciones sucesivas de todos los peritos policiales que han comparecido en el juicio contra los acusados por los atentados terroristas del 11-M en Madrid, todas ellas coincidentes en rechazar la más mínima relación de los autores de aquellos hechos criminales con la banda terrorista ETA, se desvanece definitivamente la teoría de la conspiración.
Esta teoría, inicialmente urdida y propagada desde las filas del PP tras las mentiras iniciales de José María Aznar, ángel Acebes, Eduardo Zaplana y Mariano Rajoy desde el mismo 11-M hasta el 14-M, ha tenido y tiene todavía continuidad gracias al estímulo incesante y sistemático de algunos medios de comunicación –fundamental pero no exclusivamente, El Mundo y la Cope-, con el apoyo constante de grupos y grupúsculos diversos de la derecha extrema.
Más de tres años después de aquellos trágicos sucesos –recordémoslo, los más importantes atentados terroristas sucedidos jamás no ya en España sino en Europa antera-, los partidarios de la teoría de la conspiración siguen insistiendo en sus fantasiosas especiales, a pesar que una y otra vez ha quedado demostrado que la autoría de aquellos atentados criminales fue exclusivamente de raíz jihadista, a pesar que una y otra vez se ha hecho evidente que el terrorismo etarra no tuvo ningún tipo de participación en aquellos actos ni relación alguna con sus autores, a pesar que a lo largo y ancho de las sesiones del juicio han ido desapareciendo, una tras otra, todas las sospechas lanzadas desde el PP y su potente aparato mediático.
Enredados en su propia maraña de mentiras y patrañas de todo tipo, los partidarios de la teoría de la conspiración siguen erre con erre, a pesar de todas las evidencias que demuestran inequívocamente hasta qué punto son falsas todas sus especulaciones. Deberían recordar que mentir es pecado, y que por consiguiente no sólo deberían reconocer que han mentido sino pedir perdón por ello y, no lo olviden, tener propósito de enmienda. Esto es, comprometerse a no incurrir en nuevas mentiras. Si no lo hacen así, recuerden todos ellos que les aguarda el fuego eterno del infierno. O, como mínimo, el desprecio eterno de una ciudadanía que está ya hasta el mismísimo gorro de sus miserables tácticas políticas.