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LA VENTOSA: Hola, Zoqueta, Gracias, muchísimas gracias por las...

Ayer, fue un día emocionante!
Mi intención era escribir esta pequeña crónica anoche pero, preferí disfrutar del abrazo cálido de una brisa que se levantó de repente y me abandoné.

Eran las 7 de la tarde de ayer cuando mis dos amigas (Angelines y Adela) y yo nos paramos frente a su puerta. Una obra de arte labrada en madera, primera señal de la riqueza que nos esperaba dentro.
Agarré la mano de bronce con la intención de llamar a su dueño pero no hizo falta. El espacio que protege tan regio guardián es un lugar abierto para todo aquél que quiera sumergirse en él.
Entramos sin más y enseguida apareció este hombre envuelto de sabiduría, de hospitalidad y, desde luego, de humildad y encanto. El paso del tiempo se deja entrever en él a través de unos ojos claros y vivaces, ventanas por las que uno puede ver la intensidad de lo vivido. Cultivándose desde su rincón en Cuevas de Velasco, afanándose en un sueño que algunos y, en otros tiempos, tacharon de loco. Antonio Ballesteros puede ser cualquier cosa menos un loco.
Ese sueño, ha sido y es hoy compartido y admirado por muchos, de todas las edades, de diferentes sitios. Su libro de visitas da buena cuenta de ello. Su particular tesoro, el entorno donde lo elabora y expone, transmite una labor concienzuda, rigurosa. Elaborada a través de muchos años con el principal objetivo de dar rienda suelta a una inquietud y creatividad admirables, disfrutando de sus búsquedas, encontrando retazos de nuestra historia.
No perdáis la oportunidad de acercaros a su casa museo. Allí, os espera la magia de cientos de recuerdos escrupulosamente documentados. Entraréis en un laboratorio construído a base de cientos de tarros de cristal en cuyo interior se guardan infinidad de plantas que, con toda seguridad, la mayoría de nosotros habremos pisado alguna vez durante nuestros paseos, sin percatarnos de sus virtudes, sin deparar siquiera en ellas. Pero para eso está Antonio. El os explicará de mil amores sus secretos. Las conoce todas.
Llegar allí sin prisa. El no la tiene cuando recibe sus visitas. Su tiempo es nuestro. Se percibe en sus movimientos gráciles que disfruta enormemente enseñándolo todo.
Así son los grandes. Saben que una obra no significa nada si no se comparte.
¿Sabes una cosa Antonio? Que nos supo a poco. Así que volveremos.
Gracias una vez más por tu tiempo y por ese trabajo tan admirable. Ojalá que esa inquietud tuya nos acompañe muchos, muchos años.
Feliz día a tod@s.
Zoqueta
PD. Cuando vuelva de vacaciones colgaré alguna de las fotografías que hicimos para que os hagáis una pequeña idea de lo que aquí os cuento.

Hola, Zoqueta, Gracias, muchísimas gracias por las alabanzas que haces de mi ca-
sa-museo y de mí, invitando a que vengan a verla. Cuantos quieran vernir, los atenderé lo mejor que pueda.
Saludos coriales a todos.
Abaco