A estas alturas ya sabrán de sobra que el domingo hay elecciones municipales y autonómicas. Voten a quien consideren más oportuno de acuerdo a sus ideas o a sus intereses. Ahora bien: quiero pensar que los cuatro años de conversaciones en la barra del bar, en la cola del supermercado, en el salón de casa o en las redes sociales han servido para algo. Que la licenciatura en Ciencias Polìticas que todos parecemos haber obtenido y gracias a la cual no hemos parado de avergonzarnos del comportamiento de nuestros gobernantes, ha servido para que el domingo llevemos el voto bien reflexionado.
No quisiera soportar cuatro años más a ese cuñado que todo lo sabe cuando opina del Gobierno con un palillo en la boca. En las urnas tienen la ocasión de cambiar las cosas. No sabemos cómo lo harán quienes salgan elegidos, pero sí cómo lo han hecho desde mayo de 2011 hasta hoy, con nuestro voto o sin él.
El domingo, acuérdense de la corrupción; de lo que les dijeron que iban a hacer con el desempleo y cuál es ahora su situación personal; de la calidad de la enseñanza; de la sanidad; de si creen que realmente les representan quienes día tras día aparecen en los medios de comunicación marcados por la sospecha; párense a pensar si su voto de hace cuatro años, ya fuera para su ayuntamiento o para la Generalitat, sirvió para hacer (o al menos intentarlo) bien las cosas o, al contrario, para mejorar la situación personal de los entonces candidatos y luego cargos públicos.
Si vuelven a votar a los mismos que les han decepcionado o avergonzado desde que les apoyaron la vez anterior, sus cuatro años de indignación, permítanme que lo diga, han sido de postureo, de hablar por hablar, una estafa a ustedes mismos. En democracia un país tiene los gobernantes que se merece, pero los estados se forjan según la sociedad que los sostiene
Del pueblo, sin noticias
UNO MAS
No quisiera soportar cuatro años más a ese cuñado que todo lo sabe cuando opina del Gobierno con un palillo en la boca. En las urnas tienen la ocasión de cambiar las cosas. No sabemos cómo lo harán quienes salgan elegidos, pero sí cómo lo han hecho desde mayo de 2011 hasta hoy, con nuestro voto o sin él.
El domingo, acuérdense de la corrupción; de lo que les dijeron que iban a hacer con el desempleo y cuál es ahora su situación personal; de la calidad de la enseñanza; de la sanidad; de si creen que realmente les representan quienes día tras día aparecen en los medios de comunicación marcados por la sospecha; párense a pensar si su voto de hace cuatro años, ya fuera para su ayuntamiento o para la Generalitat, sirvió para hacer (o al menos intentarlo) bien las cosas o, al contrario, para mejorar la situación personal de los entonces candidatos y luego cargos públicos.
Si vuelven a votar a los mismos que les han decepcionado o avergonzado desde que les apoyaron la vez anterior, sus cuatro años de indignación, permítanme que lo diga, han sido de postureo, de hablar por hablar, una estafa a ustedes mismos. En democracia un país tiene los gobernantes que se merece, pero los estados se forjan según la sociedad que los sostiene
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