Hola, Juanito,! Muy buena la descripción que haces de los trenes! Yo recuerdo
que al subir el tren por la cuesta de Las Cañadas, de este término de Las Cue-
vas, la máquina daba unos soplidos que se iba ahogando, que casi nos daba tiem-
po a bajarnos, hartarnos de uvas de las viñas que había por allí y coger el tren otra vez. A veces alguien llevaba en el equipaje algún gallo que cantaba
y hacía las delicias de los viajeros.
Cuando los músicos para la Fiesta tocaban "El chacachá del tren", las mozas y los mozos nos cogíamos por la cintura haciendo como un tren, para bailar, y el
que iba de máquina, hacía piiii, piiiiii, ¡Qué bien nos lo pasábamos entonces!
Ahora hay más adelantos y más inventos, ¡Benditos sean! Pero aún recuerda uno
con nostágia aquelos viajes.
Ahora me viene a la imaginación aquella larga y bonita poesía de D. Ramón de
Campoamor, "El Tren Expreso", que empezaba así: Habiéndome robado el alberío/
un amor tan infausto como el mío/ ya recobraba la quietud y el seso/ volvia de
París en tren expreso....
Un abrazo
ABACO
que al subir el tren por la cuesta de Las Cañadas, de este término de Las Cue-
vas, la máquina daba unos soplidos que se iba ahogando, que casi nos daba tiem-
po a bajarnos, hartarnos de uvas de las viñas que había por allí y coger el tren otra vez. A veces alguien llevaba en el equipaje algún gallo que cantaba
y hacía las delicias de los viajeros.
Cuando los músicos para la Fiesta tocaban "El chacachá del tren", las mozas y los mozos nos cogíamos por la cintura haciendo como un tren, para bailar, y el
que iba de máquina, hacía piiii, piiiiii, ¡Qué bien nos lo pasábamos entonces!
Ahora hay más adelantos y más inventos, ¡Benditos sean! Pero aún recuerda uno
con nostágia aquelos viajes.
Ahora me viene a la imaginación aquella larga y bonita poesía de D. Ramón de
Campoamor, "El Tren Expreso", que empezaba así: Habiéndome robado el alberío/
un amor tan infausto como el mío/ ya recobraba la quietud y el seso/ volvia de
París en tren expreso....
Un abrazo
ABACO