Antes de marcharme al pueblo, quería compartir con todos vosotr@s lo que significa para mí esta fotografía.
Cuando miro esta fotografía no puedo sentir más que admiración, orgullo y tristeza.
Admiración porque estos hombres que nunca supieron de derechos, salvo el del trabajo, que no disponían de centros sociales donde reunirse (una cuadra, una plaza bastaban), que regresaban a sus casas al anochecer hartos de barro y polvo y de cansancio, supieron, en cambio, que juntos podían hacer cosas, robándole horas a su descanso tan merecido. Y cuando hablo de ellos, también hablo de ellas. Detrás de cada uno de sus trajes, hay manos que los cosieron, probablemente de noche, cuando todas sus faenas habían acabado y sus hijos dormían.
Orgullo porque soy nieta de uno de ellos y de una de ellas. Sí, me enorgullece pertenecer a una saga de personas de bien, trabajadoras, de caras y manos curtidas por el sol y el viento, que carecieron de muchas cosas pero que fueron afortunados en muchas otras como la ilusión, la camaradería, el tesón.
Tristeza, porque dejaron un legado que sus herederos, tan “sobraos” de todo, no hemos sido capaces de mantener y no me refiero a la danza precisamente. Tal vez porque de lo que andamos sobraos sea de desidia, de individualismo, de dejadez.
Espero que el sentido común no me abandone nunca y no permita que la pereza anide en mi alma, haciéndome olvidar de dónde vengo. Ojalá el sentido común no me abandone nunca para agradecer su esfuerzo porque mi vida fuera mejor que la que ellos vivieron, para recordarme cada día que yo también puedo y debo hacer que la de mi hijo, sea aún mejor que la mía.
Lo dicho, Feliz fin de semana a tod@s.
Zoqueta
Cuando miro esta fotografía no puedo sentir más que admiración, orgullo y tristeza.
Admiración porque estos hombres que nunca supieron de derechos, salvo el del trabajo, que no disponían de centros sociales donde reunirse (una cuadra, una plaza bastaban), que regresaban a sus casas al anochecer hartos de barro y polvo y de cansancio, supieron, en cambio, que juntos podían hacer cosas, robándole horas a su descanso tan merecido. Y cuando hablo de ellos, también hablo de ellas. Detrás de cada uno de sus trajes, hay manos que los cosieron, probablemente de noche, cuando todas sus faenas habían acabado y sus hijos dormían.
Orgullo porque soy nieta de uno de ellos y de una de ellas. Sí, me enorgullece pertenecer a una saga de personas de bien, trabajadoras, de caras y manos curtidas por el sol y el viento, que carecieron de muchas cosas pero que fueron afortunados en muchas otras como la ilusión, la camaradería, el tesón.
Tristeza, porque dejaron un legado que sus herederos, tan “sobraos” de todo, no hemos sido capaces de mantener y no me refiero a la danza precisamente. Tal vez porque de lo que andamos sobraos sea de desidia, de individualismo, de dejadez.
Espero que el sentido común no me abandone nunca y no permita que la pereza anide en mi alma, haciéndome olvidar de dónde vengo. Ojalá el sentido común no me abandone nunca para agradecer su esfuerzo porque mi vida fuera mejor que la que ellos vivieron, para recordarme cada día que yo también puedo y debo hacer que la de mi hijo, sea aún mejor que la mía.
Lo dicho, Feliz fin de semana a tod@s.
Zoqueta
