RECUERDO
Quizá sea verdad que recordar es volver a vivir, es por eso, que con frecuencia abro esta página, y mi pensamiento vuela a ese lindo pueblecito que, con sus casitas blancas, hechas de cal, yeso y
piedra, semeja una bandada de blancas palomas, posadas sobre la falda de un cerro en la agreste
sierra conquense.
Este
pueblo fue testigo de mis travesuras infantiles; en él forjé mis primeras locas e imposibles ilusiones que ahora despiertan en mi recuerdo. Recuerdo a Angelita, la traviesa
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