A QUIEN CORRESPONDA
Cada vez que veo esta fotografía siento nostalgia del pasado, no porque fuera más joven, no, sino por lo bonito que estaba nuestro Puente del Rey con su piedra al desnudo. En su tiempo, el tapar la piedra fue, por decirlo de una forma suave, algo descabellado. Para mí es como si a una bonita cara de mujer nos empeñáramos en ponerle una careta que velara su belleza.
últimamente se han acometido en El Provencio obras importantísimas, de mucho valor económico, como han sido las reformas de nuestra Iglesia Parroquial y la Plaza de la misma. Y bien bonitas que han quedado, por cierto. Pues ahora es el momento de hacer esta ínfima obra económica: volverle la belleza a nuestro Puente del Rey ¿Cómo? Simplemente quitándole cuidadosamente esa capa de cemento que oculta las piedras. Y es el momento adecuado, porque ahora no trae agua el río. A ver si es verdad que podemos ver nuestro puente en su primitiva piedra con el río a rebosar de agua; al menos como la que se ve en la fotografía, que buena falta nos hace.
No creo que ello conlleve el hundimiento del puente, para eso hay técnicos que deben explicar cómo hacerlo.
A ver si, ya que nos tiraron un puente romano, somos capaces de conservar, como es debido, el que nos queda. ¡Ah! y observen cómo era el pretil.
Otra económica reforma: quitarle la cal que cubre la piedra de la cruz del cementerio. A ver si, para la festividad de Todoso los Santos, vemos lucir en todo su esplendor esa bonita cruz.
Que esto que acabo de pedir no se tome como exigencia ni como incordio contra nadie, simplemente es desear ver nuestro pueblo lo más bonito posible.
Cada vez que veo esta fotografía siento nostalgia del pasado, no porque fuera más joven, no, sino por lo bonito que estaba nuestro Puente del Rey con su piedra al desnudo. En su tiempo, el tapar la piedra fue, por decirlo de una forma suave, algo descabellado. Para mí es como si a una bonita cara de mujer nos empeñáramos en ponerle una careta que velara su belleza.
últimamente se han acometido en El Provencio obras importantísimas, de mucho valor económico, como han sido las reformas de nuestra Iglesia Parroquial y la Plaza de la misma. Y bien bonitas que han quedado, por cierto. Pues ahora es el momento de hacer esta ínfima obra económica: volverle la belleza a nuestro Puente del Rey ¿Cómo? Simplemente quitándole cuidadosamente esa capa de cemento que oculta las piedras. Y es el momento adecuado, porque ahora no trae agua el río. A ver si es verdad que podemos ver nuestro puente en su primitiva piedra con el río a rebosar de agua; al menos como la que se ve en la fotografía, que buena falta nos hace.
No creo que ello conlleve el hundimiento del puente, para eso hay técnicos que deben explicar cómo hacerlo.
A ver si, ya que nos tiraron un puente romano, somos capaces de conservar, como es debido, el que nos queda. ¡Ah! y observen cómo era el pretil.
Otra económica reforma: quitarle la cal que cubre la piedra de la cruz del cementerio. A ver si, para la festividad de Todoso los Santos, vemos lucir en todo su esplendor esa bonita cruz.
Que esto que acabo de pedir no se tome como exigencia ni como incordio contra nadie, simplemente es desear ver nuestro pueblo lo más bonito posible.