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CUEVAS DE VELASCO: Buenos días compañer@s y amig@s,...

Buenos días compañer@s y amig@s,

Esta vez sí que me tomo mi tiempo para pasarme por este banco y charlar sin prisas.
Estos días, en los que la mayoría de mis compañeros de trabajo están de vacaciones, me permiten ciertas licencias que aprovecho con sumo gusto.

Ya véis que escribo sobre una fotografía de antaño donde podíamos disfrutar de este magnífico paisaje bañado de esa cobertura blanca tan preciada, sobre todo para los más pequeños por la infinidad de aventuras que podían imaginar llevar a cabo... Parece que unas navidades sin nieve no lo son tanto pero, tengo que decir, que poder comer al sol en el patio en estos días, ha sido un placer de los grandes. Pasear por nuestros campos, teñidos levemente de ese verdor que anuncia la próxima cosecha de cebada, o sentirse abrumado por un cielo estrellado, hace olvidar la nieve y casi todo. Y porque al final, independientemente de la meteorología, el verdadero sentido de estas fiestas, además del religioso, es la posibilidad de reunirnos toda la familia (cada vez menos numerosa, desgraciadamente) y compartir lo más preciado que tenemos... nuestro tiempo!.

Nada como levantarse temprano con la idea del menú a preparar y ponerse en marcha... Un buen desayuno, música de fondo, mandil y manos a la obra.

En estos días, salvo las 2 horas de paseo con mis perrillos, el resto de mis días en La Ventosa ha transcurrido entre fogones... Me encanta esta expresión!. Y es que ya estoy metida de lleno en descubrir si voy a ser capaz de hacer honor a nuestra cocina más tradicional en el restaurante de Torre Maestre. Así que, ni corta ni perezosa, he elaborado dos de los platos que más miedo me daban por no haberlos hecho nunca... Codornices en escabeche y la estrella de la cocina alcarreña... El morteruelo.
Las primeras, muy, muy ricas pero el morteruelo, ay diosss... lo mismo os parezco presuntuosa pero es que se llevó la palma. El proceso duró todo un día pero mereció la pena. Tueve suerte de conseguir una liebre y una perdiz de caza, buen jamón serrano y unas manitas de cerdo (en lugar de panceta) y claro, el aroma que flotaba por la casa no dejaba indiferente a nadie... siempre había alguna mano levantando la tapadera del puchero para ver qué es lo que estaba pasando ahí dentro...
Puede que fuera la suerte del principiante pero, después de esta experiencia, ya empecé a imaginar que todo puede mejorarse... fuego de leña, cazuela de barro,... enfin, que habrá un segundo intento y ya os iré contando.
El próximo puente toca ajoarriero que es otro de los estandartes de nuestra cocina tradicional y ya estoy con las mariposas en el estómago (no por hambre, sino por imaginar una nueva jornada de emociones.

La cocina, que siempre me gustó, me ofrece la posibilidad de crear, de disfrutar y, sobre todo, mucha, mucha adrenalina en ese intervalo de tiempo que transcurre desde que pongo el plato en la mesa y mi gente lo prueba... miro sus caras y... ohhhhhhhhhh es fantástico percibir que el esmero en su elaboración llega y se aprecia...

No puedo ver las vuestras (por ahora!) pero sí puedo compartirlo con vosotros desde la distancia y poneros los dientes largos y provocar las ganas de probarlo cuando abramos nuestra casa.

Confío estar a la altura así que, de aquí a entonces, temblad cacerolas y sartenes! jajajaja.

Bueno, por hoy no puedo deciros más que deseo que tod@s estéis bien, que tod@s disfrutéis de vuestros seres queridos, que nos veamos pronto y que, por supuesto, os echo de menos.

Un abrazo y hasta la próxima... ¡comida! jajaja