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CUEVAS DE VELASCO: Hacía ya muchos fines de semana que no me tomaba el...

Hacía ya muchos fines de semana que no me tomaba el tiempo de disfrutar de un paseo largo, sin prisas ni pretensiones.
Los días de otoño en los que el sol se hace presente son un regalo divino pero, reconozco, que me seduce mucho más el paisaje en esta época del año si el día amanece nublado, como hoy.
La lluvia de estos días ha transformado los caminos. La tierra resquebrajada ya no cruje bajo mis pies, muy al contrario, tengo la sensación de pisar una gran esponja, jugosa, suave …
Bordeo un charco aquí y allá y más adelante, un grupo de hojas parecen haberse prestado a servir de alfombra y evitar así, algún que otro resbalón. Después de algunos metros de andadura, las botas empiezan a pesar lo suyo. El barro se va acumulando y hay que ir frotándolas de vez en cuando contra la hierba para poder seguir caminando sin riesgo a caer.
Los árboles, semidesnudos, siguen mostrando una belleza incomparable. Y los que conservan todavía todo su follaje, el espectáculo es aún más impactante. La simbiosis del marrón, rojo y amarillo es digno de admiración. El conjunto, un lugar donde sólo se escucha el silencio, donde sólo se siente la calma.
Salir a pasear por nuestros campos sin pretensión alguna tiene muchas ventajas. Siempre hay algo que sale a tu encuentro. Desde una pisada reciente de jabalí (este, al menos y por ahora, sigue disfrutando al igual que yo de este fantástico paraje) a un conjunto de setas que jamás había visto por la zona. Blancas y pequeñas que crecen en manojos. Las dejo donde están porque desconozco si son comestibles. No conviene arriesgarse. Además, están muy bien ahí donde están. Más adelante, un corral enorme y muy bien conservado donde todavía quedan huellas de sus moradores en otro tiempo. El ganado. Tengo que agacharme al entrar para no darme en la cabeza contra el techado (y eso que no es un recurso habitual en mí dada mi estatura) pero, al fondo, una abertura en la pared me hace descubrir un valle que parece no tener fin.
Enfín, amig@s, qué más puedo deciros sino que, después de una semana tormentosa y agotadora, no podía haber tenido mejor recompensa.
Feliz domingo y Feliz semana.
Zoqueta