Las hoces de los
ríos Huécar y Júcar, a su paso por la ciudad de
Cuenca, forman dos cañones con una anchura que supera los 1000 metros y un desnivel de más de 200 metros en varias zonas. Los escarpes y la erosión provocada por ambos cursos fluviales han esculpido un
paisaje muy espectacular desde el punto de vista geomorfológico