El cerro sobre el que se asienta el
monasterio, acogió ya en la
antigüedad un castro celtíbero. Fueron sin embargo los musulmanes quienes construyeron una fortificación con imponentes parapetos defensivos, algunos de los cuales se pueden observar aún hoy en día. Tras ser definitivamente conquistado por los cristianos, el rey Alfonso VIII cedió en 1174 el
castillo a la Orden de Santiago, convirtiéndose en su
casa matriz. Con el paso del tiempo, se fue constituyendo un intrincado conjunto de dependencias, en las que residían los miembros de la orden, que se unieron a la fortaleza y a la
iglesia construida tras la conquista cristiana. El término celtíberos agrupa a una serie de
pueblos prerromanos celtas o celtizados que habitaban desde finales de la Edad del Bronce, hasta la romanización de Hispania, la zona de la península ibérica llamada Celtiberia por las
fuentes clásicas. Resulta difícil asignar territorios y fronteras concretas a esta amalgama de pueblos debido a la escasa documentación histórica existente y a la cantidad de hipótesis sugeridas por los restos arqueológicos encontrados. La definición de celtíbero ha cambiado a lo largo de la
historia, pero en la actualidad son habitualmente considerados celtíberos los arévacos, titos, bellos, lusones y pelendones, y más ocasionalmente vacceos, carpetanos, olcades y lobetanos.