3 meses GRATIS

BELMONTE: Estimados amigos Agustin y familia....

Leyenda.

LA CAMPANA DE HUESCA

Cuentan que el rey Ramiro el Monje, padre de la reina doña Petronila estaba en el convento y al morir su hermano el rey sin descendencia los nobles lo sacaron del silencio conventual y lo coronaron rey.

Pero el rey Ramiro II el Monje, tenia muy acusado el complejo de la TIMIDEZ y los nobles se le echaron encima y le hacían sufrir mucho, pues era un PELELE en manos de aquellos nobles habidos de poder y de riquezas, siempre exigían más y más y le robaban la paz al rey

Este rey que era por otra parte muy inteligente quiso pedir consejo a el abad del monasterio donde estuvo anteriormente dedicado a la oración y la vida conventual y un día eligió a un caballero de toda confianza y lo mando con una misiva (Carta) en la cual el rey Ramiro II el Monje exponía su problemas a el abad del monasterio.

El caballero una vez tuvo la carta en su poder, raudo partió al galope de su caballo a cumplir lo que su señor le había encomendado pero cuando llego a la abadía no estaba el padre abad, y pregunto donde lo encontraría, y le dijeron en la huerta

Exactamente allí lo encontró el caballero y le entrego la carta que le había dado el rey Ramiro II el Monje, y una vez leída la carta por el abad, este le dijo a el caballero que ya se podía marchar, entonces el caballero dijo al ABAD, no me da su reverencia nada para el rey mi señor, y el abad contesto NADA, lo único que tenéis que decir al rey es lo que estaba haciendo cuando llegaste con la carta para entregármela

El caballero partió al galope a decir al rey lo que le había dicho el abad, como así fue, una vez en presencia del rey este pregunto al caballero que le diese el mensaje del abad, entonces el caballero le dijo, no me ha dado ningún mensaje lo único que me ha dicho es que le dijese a su majestad lo que estaba haciendo en el instante en el cual yo llegue a verlo y entregarle la carta que atentamente la leyó, y acto seguido la rompió

Entonces el rey Ramiro el Monje, dijo al caballero ¿Y que estaba haciendo el abad cuando tu llegaste?, pues estaba cortando las cabezas a las alcachofas. Entonces el

El rey comprendió el mensaje, y llamando al escribano del reino le dijo que escribiera el siguiente EDICTO para ponerlo en todas partes de su reino, en el cual decía que iba a construir una CAMPANA que se sintiera en todo el reino. En aquel instante mando una orden a todos los nobles más levantiscos que se personaran en palacio y a todos fue decapitándolos poniendo sus cabezas en un circulo y luego convoco al pueblo para que viesen a los nobles decapitados y el pueblo quedo horrorizado

Lo que si bien es verdad que desde aquel instante hubo PAZ en todo su reino Jolines como se las gastaba el rey Ramiro i el Monje

DEL POETA DE BELMONTE

Estimados amigos Agustin y familia.
Espero que estéis todos bien.
Acabo de leer este artículo, y se sale un poco de las cosas que normalmente leemos y escribimos. Lo pego aquí por si bien Tu, o bien otros compañeros del Foro queréis echarle un vistazo.
Un abrazo y feliz tarde dominical.
Paco.
CONSCIENCIA DESPUÉS DE LA MUERTE

Entrevista de Lluís Amiguet a Pim van LOMMEL. Pim Van Lommel, cardiólogo: investiga regresos de la muerte.
Tengo 58 años. Soy cardiólogo desde hace 31 y profesor de Cardiología del hospital Rijnstate de Arnhem (Holanda). He visto morir a cientos de pacientes y resucitar a algunos: mi vida cambió cuando empecé a averiguar qué había al otro lado. Mi estudio en ‘The Lancet’ desafía el concepto de conciencia de la medicina oficial.
Más allá: “Si estoy yo, no está la muerte; si está la muerte, no estoy yo. ¿Por qué, pues, preocuparnos de ella?”. Lo decía Epicuro y para mí era suficiente hasta ahora, pero el doctor Van Lommel me lo deja inservible: si está la muerte, seguimos estando nosotros.
La pregunta es: ¿seguimos siendo nosotros? Y si no somos nosotros ya, ¿quiénes somos?
Como todos los grandes avances, el de Van Lommel, avalado por The Lancet (“Near death experience in survivors of cardiac arrest: a prospective study in the Netherlands”, diciembre del 2001), más que responder, plantea un montón de preguntas. Al contestar a las mías, Van Lommel me ha transmitido la tranquilidad de un hombre feliz, porque se ha asomado al más allá como científico y le ha gustado.
Tenía 42 años y sufrió un infarto en el autobús. Llegó a mi hospital en coma, ya azul, sin pulso ni respiración. Lo intubamos. La enfermera le quitó la prótesis dental para conectarle el tubo…
¿Y murió?
Clínicamente estaba muerto. Pero al cabo de hora y media su corazón volvió a latir débilmente. Tras una semana abrió los ojos y la primera persona que vio fue aquella enfermera que le había intubado cuando estaba en coma.
¿Y…?
Fue la enfermera la que casi sufre un ataque entonces, porque el paciente que ella había visto muerto la saludó y le dio las gracias por haberle intubado con mimo. Y le preguntó dónde había puesto su prótesis dental…
No es la primera vez que se explican estas experiencias: túneles, luces blancas.
Pero es la primera vez que la prestigiosa The Lancet publica un estudio como el mío, que desafía nuestro concepto de conciencia.
Cuénteme.
Es el primer estudio científico prospectivo, no retrospectivo; es decir, no explicamos experiencias después de la muerte (EDM), porque ya han sido suficientemente documentadas, sino que apuntamos las causas que las producen.
Pues explique.
Estudiamos 344 casos de pacientes que habían sufrido un ataque cardiaco y estaban clínicamente muertos. Solo 62 de ellos (el 18 por ciento) había experimentado una EDM.
No son muchos.
Precisamente por eso, no aceptamos la explicación meramente fisiológica de esas EDM.
Como sabe, hay tres explicaciones médicas hoy aceptadas para justificar las EDM.
No lo sabía, pero me estoy enterando.
La primera es fisiológica: la anoxia (falta de oxígeno) en el cerebro daría lugar a alucinaciones, luces blancas y demás.
Resplandor blanco al final del túnel.
Luego hay otra teoría, la psicológica, que sostiene que esas EDM son fruto del miedo a la muerte. Y luego una tercera teoría afirma que las EDM son consecuencia de la mezcla de anoxia y el miedo a la muerte.
¿Y usted qué cree?
Yo he demostrado que no puede ser la anoxia, pues todos los pacientes la padecen y, por tanto, todos tendrían también que experimentar una EDM. En cambio, solo el 18 por ciento de quienes la experimentan tiene una EDM. Tampoco acepto la teoría psicológica, porque los 344 pacientes que entrevisté no tienen conciencia de haber sufrido ese miedo a la muerte.
¿Y son sinceros siempre?
Sus recuerdos son precisos, claros y muchas veces comprobables, como el de la prótesis que le explicaba. Pero no cuestione mi estudio. ¿Por qué no cuestiona nuestra idea de conciencia?
Estoy dispuesto.
Muchos médicos, cuando oyen estas historias de pacientes, prefieren atribuirlas a alucinaciones, al trauma, a lo que sea, porque cuestionan su concepto de conciencia y de muerte.
¿Y usted?
Yo ya no puedo aceptarlo tras mis 31 años de cardiólogo y de haber visto morir a cientos de pacientes y resucitar a decenas de ellos. La medicina oficial considera que la conciencia es un producto del cerebro y por lo tanto desaparece cuando desaparecen las funciones cerebrales.
Eso tiene su lógica…
¡Pero la realidad y mi experiencia lo desmienten! Estos enfermos con sus EDM demuestran que hay conciencia después de la muerte y la tenían cuando ya estaban clínicamente muertos y sin funciones cerebrales. Su percepción estaba encima de su cuerpo y fuera de él. ¡Y tuvieron experiencias ultra-sensoriales comprobadas!
¿Y usted qué piensa?
Me interesa el concepto de conciencia como retrasmisor de ondas, una especie de televisión que repite ondas que llegan de otro sitio. Así que, aunque el cerebro deje de funcionar, la conciencia sigue retransmitiendo.
Interesante.
Y me intriga ver cómo las experiencias después de la muerte cambian la vida de mis pacientes. ¿Sabe que el 70 por ciento de los regresados se divorciaron poco después?
¿Por qué?
Porque ya eran otras personas y su nueva personalidad no casaba con su antigua pareja.
Cuando regresan de la muerte, los pacientes con una EDM ya son otras personas.
¿Por qué?
Han perdido el miedo a la muerte, pues han estado allí y saben que no pasa nada, que de algún modo siguen estando en alguna parte. Y eso les cambia su manera de vivir.
Pero no son ellos ya…
¡Por ahí va usted bien! Ahora siga pensando conmigo…
Lo intentaré.
¿Cómo es posible que cambiemos nuestro cuerpo hasta la última célula unas 50 veces en 80 años –si es que llegamos a vivirlos– y sigamos siendo nosotros?
¿Aún somos nosotros?
Siga haciéndose preguntas. ¿Está la conciencia ligada a nuestro yo o puede ir más allá?
Está claro que puede ir más allá de la muerte. Lo hemos demostrado.
Doctor, no sé si yo quiero ir más allá.
Ese es el problema de muchos humanos y, no crea, también de muchos médicos.
¿Y usted?
A mí, este estudio me ha cambiado la vida porque, si no temes la muerte, cambias tu vida.

Decía Apolonio de Tiana: Nadie muere, solo lo parece. Igual que nadie nace, aunque parezca entrar en este mundo.
Cuando la consciencia pasa del espíritu a la materia, decimos que un alma ha nacido; y cuando pasa de la materia al espíritu, decimos que ha fallecido.
Pero nuestra esencia nunca nace y nunca es destruida.

Paco