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BELMONTE: Reflexión...

Reflexión

Al llegar estas horas y hacer un repaso de nuestra aptitud, podemos hacer una valoración de nuestro estado de ánimo durante el día, lo podemos poner en positivo o en negativo.

Escuchado esto en una charla que cuando estuviésemos en baja forma cogiéramos una hoja de papel e hiciéramos dos encabezados y en un lado de la hoja podríamos poner lo POSITIVO y lo NEGATIVO durante el día.

Al hacer las suma de estos encabezados veríamos que en el lado positivos tenemos mas cosas de las que alegrarnos, que en el lado negativo de entristecernos. Y esto siempre será así, porque tenemos que dar gracias a Dios que nos ha concedido la vida y los alimentos del día.

Vemos que hemos llegado a la noche y no nos preocupa su silencio y por esto también debemos de dar gracias a Dios porque en el hemos encontrado la paz, que es importante en este mundo tan ajetreado que tenemos y es muy propenso para llegar al nerviosismo, y ahora que no estoy nervioso me acuerdo de cuando estaba nervioso que en ningún lado me encontraba a gusto.

Para valorar lo que vale la paz hay que conocer también la parte contraria y es cuando nuestro estado de ánimo no ha estado en paz, muchas veces nos pasa que nos preocupa una cosa pequeña y es capaz de robarnos la paz y es que la paz interior sólo hay una persona que nos puede dar la paz, y en este momento me viene a la mente las palabras del poeta Jorge Manrique, “ Cuando dice recuerde el alma dormida, a vive el seso y despierte, contemplando, como se pasa la vida, como se viene la muerte tan callando”

Creo que en el pensamiento del maestro Fray Luis de León es donde más sabiduría e cosechado, y es repetir su pensamiento hasta logar memorizarlo, para repetirlo las veces que me haga falta.

PENSAMIENTO

Cuando estamos nerviosos las ideas y los pensamientos en el ALMA están revueltos en este estado de ánimo no tiene sosiego.

Pero luego que viene la calma la zozobra y el peligro se alejan los elementos se reposan y aflora otra vez la ilusión y con ella las ganas de vivir.

Porque aunque las cosas están dentro de nuestro cerebro están todas adormecidas y reposadas y al final son todas sepultadas en el olvido.

(Señor tu eres el descanso que pone olvido a todas mis preocupaciones) esto último es mío.