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BELMONTE: Al año siguiente 375 con la ayuda de su Amigo Romaniano...

Al año siguiente 375 con la ayuda de su Amigo Romaniano se establece en la ciudad de Cartago y abre una escuela de retórica donde acuden muchos de los hijos de la secta maniquea a la cual él pertenecía. Y por estas fecha Agustín escribe su primer vérsele el cual titula “ Lo Bueno y lo Bello” libro que él dedica a un maniqueo muy influyente llamado Simanco que por aquellas fechas era preceptor de Roma. (Este libro no ha llegado hasta nosotros, y los mismo podríamos decir del Hortensio de Cicerón).

No sabemos a ciencia cierta la relación personal que pudo haber tenido con este personaje, pues hemos de decir que Agustín por estas fechas estaba deseoso de alcanzar gloria humana y se dirige a este personaje para granjearse su amistad dado a lo encumbrado del personaje.

Por estas fechas Cartago era la ciudad de la gloria y el desenfreno carnal, y Agustín no pudo ser ajeno a tanto desmán pues bebió de esta copa de lascivia hasta apurarla, pues todo su afán era como el dice “AMAR Y SER AMADO” pero también llego a saborear lo que es el amor verdadero del puro placer, y la dicha de conocer el amor autentico el que se da entre dos personas que se quieren y se aman aunque encuentren placer en la cohabitación, pero este amor es el que llega a conocer el interior de la persona amada es muy diferente del de la meretriz que no hay nada más que placer carnal del momento.

Y como él nos cuenta le gustaba gozar del cuerpo de la amada, pues tenía infinidad de amistades tanto masculinas como femeninas que los animaban y lo ensalzaban hasta endiosarlo, por estas fechas Agustín era un modelo de acabado para la atracción y el deseo carnal entre sus amistades por su armonía de cuerpo, refinados y exquisitos modales para el trato con las personas que se acercaba a el.

Por este tiempo Agustín le gustaba mucho las representaciones teatrales donde los actores interpretaban escenas de amor fingidas para excitar a los que ya estaban emponzoñados con los encantos eróticos que fácilmente que caían en sus garras, no le gustaron nunca los juegos escénicos donde había derramamiento de sangre como era en los anfiteatros romanos.

Agustín era un joven de buenos sentimientos y se veía desbordado por un ambiente estudiantil en el cual se practicaba el amor libre de una forma desbordante y altruista, y como él nos cuenta en sus confesiones bebió hasta llegar a apurar su copa.

Agustín hay que apuntar que vivió los tres estados de ánimo del cual nos hablan los filósofos a saber: versión, aversión y conversión.

El primer estado o tiempo de la vida es cuando el hombre todo le atrae quiere vivir la vida y probarlo todo lo que ella le brinda sin pararse demasiado a pensar, siente deseos de apagar el fuego que arde en su interior como un torbellino cuando el hombre goza de salud y es joven. Al paso del tiempo todo busca la calma, de hay que nazca el dicho: “el joven le dijo al tiempo dame un desengaño y el tiempo le contesto yo te iré desengañando”

El segundo estado o tiempo es cuando el hombre empieza a cansarse y va como dominando ese fuego que arde en su interior por algún que otro desengaño que el traduce en experiencia, y que lo va llevando hacia una realidad que el todavía no vislumbra. Aquí el ardor y la pasión van dejando espacio libre, ya que el cuerpo no se excita con la pasión que lo hacia en el inicio de la pubertad.

El tercer estado o tiempo es cuando el hombre de alguna forma se siente contrariado con aquello que el a creído ser un IDEAL y esto lleva al hombre a una Catarsis donde se encuentra con su realidad. A lo largo de este tiempo también ruge dentro del hombre el egoísmo y la competencia, y es que en todo tiempo el hombre esta sujeto a la ley de la carne que le hace la guerra al espíritu.

El año 383 contando Agustín 29 años de edad y estando en Cartago como maestro de retórica, vería cumplido su gran ilusión de ver llegar a su puerto a la jerarquía máxima del Maniqueísmo como era Fausto de Milevi al cual tanto tiempo había esperado.

Fue un gran acontecimiento para todos los fieles de aquella secta y también para Agustín que por referencias de otros correligionarios Fausto también estaba deseoso de ver a Agustín miembro de la secta que tanto elogios había escuchado decir de el y que todos le auguraban un buen porvenir dentro de la secta Maniquea, por sus grandes dotes personales e intelectuales.

San Agustín se percato enseguida que el tal Fausto de Milevi traía un cordón policial de seguridad el cual no dejaba que nadie se acercara a el, pero sin presentarse se vieron los dos por el deseo y la expresión de sus caras pero había que guardar el protocolo.

Aparentemente Fausto de Milevi era un hombre de virtudes naturales y muy expresivo de cara y refinado modales sintiéndose querido por todos los hermanos de la secta, también tenia el don de la elocuencia y un latín bastante pulido, ya que poseía el conocimientos de la gramática.

Agustín cuando lo escucho hablar le cautivo su forma de decir las cosas aunque le noto que no era de aquella caterva de charlatanes, sino que hablaba con cierto refinamiento pero lo que sí observo fue que aunque decía las cosas con un lenguaje más pulido y florido que los otros, en el fondo venia a decir lo mismo y esto Agustín lo desilusiono mucho.

Pero no por ello perdió la esperanza de abordarlo en privado como así lo hizo y delante de sus amigos, pues cuando lo tuvo cerca y en conversación amistosa descubrió en el un hombre afable para el trato y refinado en sus modales con ciertos conocimientos de gramática y un latín muy fluido adquirido en el ejercicio de la oratoria, pero cuando Agustín lo abordo en algunos temas filosóficos el tal Fausto de Milevi se le manifestó humildemente para decirle que el no poseía ningún conocimiento en las ciencias LIBERALES.

Y cual fue la sorpresa de Agustín cuando este se puso a total disposición para que los instruyera en los conocimiento de las ciencias liberales, pues Agustín aquí vio en el una persona que se conocía y que si no estaba en la buena dirección no era de la rama de los PEDANTES para ir en contra de el afirmando lo que no sabia y meterse en algún tema en profundidad que luego no hubiera podido salir airoso de el y ser tildado de necio por su INTERLOCUTOR. Aquí es donde radica la humildad de un alma que se conoce y se acepta tal y cual es. (La humildad es un cofrecillo donde se guardan la virtudes).

Pero Agustín aunque se desilusiono y perdió toda esperanza de encontrar en aquella Secta la verdad que le prometieran, no rompió radicalmente con esta, sino que interiormente se determino de dejarla poco a poco ya que tenia pensado de ir a Roma.

Agustín toma la decisión marcharse de Cartago a Roma y la tomo porque le ponía nervioso el ver a sus alumnos de entrar en las aulas de estudió gritando y en Roma había oído decir que los alumnos eran más educados y este fue el móvil que a el le hizo tomar tal decisión. Pero estando en Milán impartiendo clases de elocuencia descubrió otro mal peor en aquellos discípulos tan educados y fue que estos cuando llegaba la hora de pagar la matricula se cambiaban de profesorado para no pagar los honorarios. Estos eran más grabe y más horrendo.

San Agustín aprovecho todas las vías que le brindo el MANIQUEÍSMO para deslizarse por este mundo como fueron las influencias que aquel tuvo, y vemos que cuando Agustín llega a Roma va a hospedarse a casa de uno de ellos, y al cual pone sobre aviso por ver que era demasiado crédulo para todo lo que le decían.

Aquí hago un alto en el camino. Para más tarde seguir la segunda parte

Hasta estas fechas Agustín únicamente había escrito el vérsele de lo bueno y lo bello que el dedicara a Simanco Preceptor Romano..