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BELMONTE: Reflexión...

Reflexión

Hoy vamos a hablar de la ELOCUENCIA o el arte de hablar en público. No es que un servidor posea este arte.

Pero si he visto a hombres de pocos conocimientos y rudos en la palabras y he visto su desarrollo y me he dado cuenta de cómo hablaban en sus inicios y a fuerza de voluntad y hablar diariamente han alcanzado altura en el don de la palabra, y me refiero en este caso aún sindicalista que yo conocí y a la perseverancia que tuvo, hemos de pensar que todas las personas que se dedican hablar en público tienen que pensar que los oyentes están deseosos de escucharlo.

Como dice el refrán nadie nace enseñado, hemos leído en los libros que Demóstenes era tartamudo de nacimiento y para salir de la tartamudez se introducía pequeños guijarros en la boca y subía a la montaña corriendo y de esta forma fue cogiendo agilidad en su lengua dejando su tartamudez y fue con el tiempo un gran orador. Según nos cuenta la historia griega.

El mejor orador latino fue Marco Tulio Cicerón y debido a su posición económica supo sentar a los mejores hombres de ciencia a su mesa y de todos ellos aprendió y aunque no fue original en su sistema filosófico, si pudo crear el ECLECTICISMO que es un sistema que recoge la enseñanzas de todos los filósofos que él conoció y escribió un libro perdido para la posteridad y que el título el Hortensio y San Agustín cuando lo llego a leer se enfervorizo para ir en busca de la verdad, de este libro nos habla el santo en el libro de sus confesiones.

19-07-24